Estos últimos meses hemos sido testigos de la resurrección mediática de la Doctora María Luisa Cordero. Después de años de ostracismo mediático luego del bullado escándalo de las licencias “truchas”, la cámara oculta en su consultorio y el famoso “calleuque el loro”, la deslenguada psiquiatra ha vuelto a hacer de las suyas en pantalla.
Los primeros que le tendieron la mano fueron Julio César Rodríguez y Eduardo Fuentes, quienes la tuvieron de panelistas semanales de “Síganme Los Buenos” y “Mentiras Verdaderas”. Luego, se convirtió en una verdadera gondolera veneciana, pues pasó de canal en canal: estuvo en “Bienvenidos”, fue entrevistada por Vasco Moulián en “Sin Dios Ni Late”, siguió en “Mentiras Verdaderas” bajo la conducción de Jean Phillipe Cretton. Ahora tiene una columna semanal en el diario gratuito “hoy por hoy” y está afincada en “Alfombra Roja Prime”, con Eduardo Fuentes, dando sus punzantes opiniones y tratando de entender los chistes de Edo Caroe.
Sin embargo, las que le dieron un gran impulso, en especial en lo económico, fueron Patricia Maldonado, Raquel Argandoña y Pamela Diaz, quienes la incorporaron a su espectáculo pseudo-teatral llamado “Las Indomables”, que consistía en cuatro mujeres de personalidad fuerte y sin pelos en la lengua pelando a todo el mundo. Como dirían los Parisi, se forraron en plata durante un buen tiempo, hasta que la idea se desgastó……y la relación entre ellas también. Cuatro mujeres polémicas y de armas tomar no podían convivir tanto tiempo en paz. Se peleó primero con Pamela Díaz, luego con la Argandoña y finalmente con la Maldonado. Hace poco renunció al espectáculo y fue reemplazada por el humorista JaJa Calderón, quien hace una caricatura de ella digna del Circo Timoteo.
Más allá de que al final la justicia falló a favor de ella en el juicio contra Chilevisión en el caso de las licencias, resulta evidente que dicho episodio afectó su credibilidad. La Doctora Cordero es una mujer culta, preparada y que dice las cosas por su nombre, pero que tiene la mala costumbre de hablar de los diagnósticos de sus pacientes en los medios (aunque no mencione los nombres) y de hacer diagnósticos al aire respecto de algunos personajes. Me pregunto si ese tipo de actitudes están o no reñidas con la ética profesional de un médico, pero no sé si iría a consulta con una psiquiatra que en cualquier momento se puede “ir de boca”.
La Doctora Cordero ha tomado desde siempre una postura irreverente y sin pelos en la lengua, y eso le ha traído consecuencias. Y es que la irreverencia y la incorrección política no son gratuitas. Lo he vivido en carne propia en al menos tres episodios:
- Cuando, a propósito de la actuación de Romeo Santos en el pasado Festival de Viña, escribí un artículo en Fotech acerca de la «Cúspide de la Flai-TV», muchos escribieron para acusarme de clasista y discriminador.
- Cuando el Papa Benedicto XVI anunció su renuncia al pontificado, abrí un topic en en el foro de TV en Fotech criticando la escasa cobertura que le dio la TV chilena a ese hito histórico mundial. Muchos foristas me dieron como caja, y aunque el topic alcanzó a completar 3 ó 4 páginas, tuvieron que cerrarlo.
- Hace un par de años, en el foro del Sitio Web de Educación 2020 escribí un topic para hablar a favor de la idea de que profesionales no docentes ejerzan como profesores en los colegios (soy ingeniero civil electrónico de profesión, hijo de profesores y me dediqué profesionalmente a la docencia universitaria). Casi de inmediato, una verdadera legión de profesores casino me respondieron con inusitada indignación y me trataron como estropajo.
En otras palabras, optar por el camino de la irreverencia y la incorrección política implica asumir de antemano que uno no va a ser “monedita de oro”, y que de hecho te vas a ganar algunos enemigos y pasar no pocos malos ratos. Por eso, me da lata ver a la Doctora Cordero, Eduardo Bonvallet y a otros personajes que han optado por ese camino quejarse de que los maltratan, los discriminan y los atacan. Si te metes voluntariamente al campo de batalla, después no te quejes de que te llegan balas de todas partes.
Los irreverentes y políticamente incorrectos están entre los personajes más admirados y que dejaron más huella. En el pasado fueron Sócrates, Jesucristo, Martin Lutero, Galileo Galilei…En el siglo XX tuvimos a varios en diferentes campos: Mathatma Ghandi, Martin Luther King, John Kennedy, John Lennon. Fuera de Chile tenemos dos irreverentes de lujo en el periodismo: Michael Moore y el gran Jorge Lanata, quien en estos momentos tiene por las cuerdas al gobierno de Cristina Kirchner con sus denuncias sobre lavado de dinero. En la TV chilena, en su momento Don Francisco, el Jappening con Ja, Florcita Motuda, el Desjueves, Plan Z fueron muestras de irreverencia. Ahora tenemos a Bonvallet, la Doctora Cordero, Edo Caroe, Yerko Puchento y Nicolás Copano. Son necesarios e indispensables, son los que nos provocan, nos abren la mente y nos hacen progresar. Pero a la vez hay que estar dispuesto a pagar el precio de la irreverencia: persecución, incomprensión, insultos, burlas y hasta (como en algunos de los casos nombrados) la muerte violenta.
Así que Doctora Cordero, asuma no más. La irreverencia es sin llorar. Quien siembra vientos, cosecha tempestades.
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