Nuevamente su lengua filosa le ha jugado una mala pasada a la doctora María Luisa Cordero. Sus opiniones en su programa “Sentido Común” de Radio El Conquistador acerca del caso de violencia intrafamiliar protagonizado por el ex integrante de Los Tetas Camilo Castaldi o Tea Time, donde hizo alusión a una supuesta relación masoquista entre él y su pareja, llevó a que Chilevisión la echara de “Primer Plano” a través de una extraña declaración pública.
La conmoción pública que causó la noticia, y lo sensible que está el ambiente con todo lo que tenga que ver con el tema de la violencia hacia la mujer llevó sin duda a que Chilevisión reaccionara. Seguramente el precedente de la salida del director de “Bienvenidos” por el desafortunado tratamiento que hicieron del caso Nabila los llevó a actuar así. Si los dichos de la Doctora se hubieran producido a través de sus pantallas se entiende. Sin embargo, fueron emitidos en otro medio de comunicación. Si alguien tenía que evaluar esos dichos era la gente de El Conquistador, que por lo demás la bancó a muerte desde el primer momento. Chilevisión tiene todo el derecho de evaluar a la Doctora respecto de lo que diga en sus programas, pero ¿corresponde que tome decisiones a partir de lo que la Doctora hace o dice en otros medios o en su tiempo libre?.
El discurso de la Doctora Cordero hay que analizarlo en cuanto a forma y fondo. Respecto a lo segundo, cabe recordar que ella es médico psiquiatra con años de experiencia, donde entre otros ha atendido muchos casos de mujeres violentadas. Más allá de lo cuestionable que puede ser que haga diagnósticos médicos a través de los medios sin examinar a la paciente, tiene una expertise y un “know-how” que hacen difícil ningunear sus afirmaciones a priori a opinólogos sin su formación ni su experiencia, muchos de los cuales con suerte saben donde hay que poner el termómetro para medir la fiebre. Hacen falta las voces de especialistas de nivel similar o superior a la Doctora para analizar lo que dice.
Hay un refrán que dice “si quieres recoger miel, no des patadas a la colmena”. El problema de la doctora Cordero es la forma. Al igual que el difunto Eduardo Bonvallet, la doctora ha construido su carrera mediática a base de patear colmenas, por lo que no resulta raro que las abejas se le vayan encima. La Doctora careció de filtro, de tino y de timing. Se sabía que el tema de la violencia de género estaba ultra sensible y que no se podía tocar de cualquier manera en los medios, y ella no lo tuvo presente, se fue de lengua y dejó la crema. Además, fue víctima de una opinión pública que aparte de estar sumamente sensible con el tema, tiene serios problemas de analfabetismo funcional. Se acusó a la Doctora de “relativizar” o “naturalizar” lo que pasó. No me pareció que justificara lo que supuestamente hizo Tea Time, sino que solamente trató de explicar de forma poco oportuna y poco asertiva el porqué a su novia le costó salir de ese pandemonio. Le pasó lo mismo que a Alberto Plaza con sus cartas a “El Mercurio”, que ha sido caricaturizado como un monstruo facho y machista a pesar de que sus planteamientos,aunque políticamente incorrectos, son en general razonables .
La Doctora Cordero es una irreverente de tomo y lomo, que dice lo que piensa y asume valientemente las consecuencias de ello. Es como Sócrates, Jesús, Martin Luther King y John Lennon. A pesar de sus serios problemas de forma, gente como ella es necesaria. Muchos, en el fondo, quisiéramos ser como ella, pero no lo hacemos por cobardía o por cuidar la pega.