La jornada 5 será la del rock con Incubus y The Cult. La jornada 4 fue la del heavy metal, con el tremendo Edo Caroe.
Obertura: Me gustó la idea de que estuvieran los jurados y participantes de la competencia. Fue lindo ver a Claudio Narea guitarreando con la polera de Julia Chuñil. Además, sirvió para apreciar que Emilia Dides es una Doña Cantante. Ya lo demostró al aprobar con honores el desafío de cantar “Tu Falta de Querer” a dúo con Luis Jara. No por nada será invitada al próximo recital de Plácido Domingo en Chile.
Animadores: Me llamó la atención que omitieran el mega apagón de ayer, que obligó a posponer la jornada 3. Exhibieron la misma complicidad y fiato de las jornadas precedentes. Pancho Melo se notó nervioso, pero pasó con honores la prueba de coanimador. Se apreció su mayor oficio.
Carlos Vives: El King del Vallenato partió como avión, con una excelente puesta en escena, músicos de calidad echando mano a puras “sandías caladas”, aunque con un notorio desgaste en su voz. Tiene más de 60 años. Se ve bien joven y atlético para su edad, pero su voz lo delata. Fuera de eso, contagió con su empatía y buena onda al público. Es, junto con Shakira y Juanes uno de los “buques insignia” de la Armada Musical Colombiana, y que aparte de Vives, tiene a Morat y Sebastián Yatra como parte de la parrilla festivalera Se ganó la doble gaviota de rigor y una camiseta del gran Claudio Bravo (crack, tipazo). El final a dúo con Yatra fue memorable.
La mala excusa de la xenofobia. El show de Carlos Vives desmiente la “xenofobia” que acusa el arrogante y poco profesional de George Harris. Chile adora a artistas venezolanos, colombianos y caribeños como Shakira, Carlos Vives, Juanes, Juan Luis Guerra, Luis Fonsi, Daddy Yankee e incluso el mismo Marc Anthony que antecedió a Harris. Incluso José Luis Rodríguez es uno de los máximos íconos del evento. ¿Cuál es la diferencia? Es que estos artistas son profesionales, empáticos, respetan a su público, entregan pura buena onda y reconocen a los artistas locales. Ya lo hizo Bacilos el primer día con sus alusiones amables a Claudio Narea y Los Prisioneros, y el notable gesto de Carín León de rendir tributo al fallecido Zalo Reyes cuando interpretó su versión del mítico “Ramito de Violetas” es una gran muestra de ello. Carín hizo la pega, pues el “Gorrión de Conchalí” fue un artista esencialmente de “consumo interno”, que fue amo y señor en Chile, pero que tuvo apenas escaramuzas a nivel internacional. Saben mostrar y “vender” su cultura de manera atractiva y agradable, no la imponen de manera grosera y desconsiderada.
Edo Caroe: La notable salida cuando se cortó la luz durante su entrevista fue un gran anticipo de lo que se venía. Lo presentaron como el “rockstar del humor”, pero su show fue heavy metal del más crudo y duro. Aquí hubo magia, no como la que hacía antes, sino que magia negra, muy negra. Estuvo desatado, completamente on fire. Rutina muy inteligente, dinámica, rápida, creativa, interesante. Una “masterclass” de humor negro exquisito. Su rutina fue más negra que la conciencia de Miguel Krassnoff. Se mandó tallas super zarpadas, al límite de lo tolerable en televisión abierta, como las referencias a la muerte de Piñera, e hizo pedazos de entrada a George Harris. Dificulto que puedan rellenar tiempo en los matinales con esta rutina. Demostró ser capaz de hacer humor negro de primer nivel sin tener como libretista a Luis Slimming. Se ganó por aclamación su doble Gaviota y superó largamente su recordada rutina del 2016. Se notó su mayor madurez y oficio. Su parte final contando chistes picantes con autotune resultó desopilante. Uno de los serios candidatos a lo mejor del evento, junto con Myriam Hernández. Además, logró un peak de 41 puntos de rating, algo inaudito en estos tiempos.
Carín León: El mexicano reivindicó el género ranchero en el Festival después del sonoro fiasco de “Los Tigres del Norte” en el 2006. Se vio una puesta en escena muy profesional y una banda competente, donde destacaron esos bronces chillones y estridentes que son marca registrada del Regional Mexicano. El público se quedó a esperarlo y disfrutó con el excelente show de León hasta incluso después del cierre de las transmisiones, Se ganó al público con sus canciones románticas y gestos empático como el guiño a Zalo Reyes y el abrazar al niño que subió al escenario. Obviamente sacó su doble Gaviota sin problemas. Su éxito es una nueva muestra del arraigo de la música azteca en Chile, y cabe preguntarse si a lo mejor no era un artista para abrir una jornada más que para cerrarla.