La segunda noche del Festival de Viña del Mar 2025 estuvo marcada por la energía femenina.
Animadores: Definitivamente Karen Sylvia la lleva en esta dupla de animadores. Hay un notable concepto que alguna vez acuñó el colega Larry Moe que la define de manera genial: “deliciosamente punga”. Despeinó al Rafa, al punto que me recordó mucho al de sus inicios en el “Revolviéndola” de La Red a finales de los años 90. El punto negro fue la errática participación de Paola Volpato, que se vio perdida, se fue «a negro» de manera muy notoria y tuvo que ser respaldada constantemente por Rafa.
El Reality de la Gaviota de Platino: Un Álex Hernández de manual. Transformaron la entrega de la Gaviota de Platino en todo un momento televisivo, con una cámara siguiendo a la alcaldesa Ripamonti a la reunión con el Comité Organizador en la cual se firmó el decreto que le daba el merecido premio a la gran Myriam. Un recurso sensacionalista a rabiar, seguramente muy efectivo en rating, pero sumamente cuestionable e innecesario.
La sorpresiva y significativa aparición de Nmixx: No deja de ser significativo que las integrantes de la banda de k-pop femenina Nmixx, que está actuando en Chile y asistió a la Quinta Vergara, quedaran maravilladas con el ambiente y boquiabiertas con el show de Myriam. Eso habla muy bien del evento, pues es bien sabido el alucinante nivel de producción y puesta en escena que acompaña a las bandas de pop coreano y asiático. A propósito, creo que es una asignatura pendiente para el evento el incorporar este género a la parrilla festivalera, que atraerían a las nuevas generaciones y le darían más variedad al evento. Quizás mega grupos como BTS, Blackpink o Red Velvet estén fuera del alcance, pero si se podría pensar en otras propuestas, como la de la agrupación metalera japonesa Babymetal.
Myriam Hernández: Se mandó el show de su vida. Desde el minuto cero nos dimos cuenta que esta era una ocasión especial. Una puesta en escena de clase mundial, digna del medio tiempo del Super Bowl. Una banda y bailarines con predominio femenino (¿idea inspirada en Javiera Mena y Denisse Rosenthal?), e invitados notables como los Power Peralta y el (muy ovacionado) Tío Valentín Trujillo quien la acompañó en “Se Me Fue”. Myriam está como el vino, cada vez mejor en todo aspecto. Observé algunos problemas con las notas altas, quizás producto de la emoción y un notorio descuadre durante el coro de “Quiero Saber”, producto de un inoportuno problema con el retorno. Pero esos baches no alcanzaron a ensuciar una presentación memorable. Se ganó sin sobresaltos la doble Gaviota habitual, y recibió merecidamente la Gaviota de Platino, sumándose a Luis Miguel, Juan Gabriel (post-mortem, recibida por Isabel Pantoja), Lucho Gatica (post-mortem) y Los Jaivas. Myriam se merecía y necesitaba una noche consagratoria como esta. Quiero resaltar el señorío, el decoro y la dignidad con que está cargando su cruz personal. Perfectamente pudo hacerse socia del “Club de Shakira”, pero en vez de eso optó por llorar en privado y no facturar con el tema, y eso merece respeto. Este verano hemos visto a Luis Jara y Myriam Hernández transformarse en clásicos y referentes de la música popular chilena. Un momento soñado para los dos mejores cantantes de su generación.
Chiqui Aguayo: Partió como avión, con un ritmo trepidante de principio a fin y bombardeando con tallas graciosa a cada rato. Se le notó mayor oficio respecto del 2017. Salió jugando de gran manera cuando tuvo un bache de memoria. Chiqui asumió su ordinariez sin complejos ni contemplaciones, y el épico momento cuando mandó a la chucha a Alberto Plaza fue una auténtica declaración de principios. Merecida doble Gaviota. El cuento sobre Chile del final de su rutina demostró su capacidad de proponer rutinas más sofisticadas. Ojalá George Harris haya visto este show y tome nota para el futuro.
Ha*Ash: El dúo estadounidense repitió su éxito del 2018 con su repertorio de canciones románticas un poco más pensadas. Salieron tarde, tuvieron menos de una hora de espectáculo, pero con eso alcanzó para conquistar al público de la Quinta y llevarse la Doble Gaviota.
Competencias: A diferencia de la jornada inicial, las canciones de la competencia folklórica eran claramente folklóricas. Creo que resulta necesario establecer límites artísticos en cuanto a las canciones que pueden ir a esta competencia, en relación a que sean de inspiración claramente folklórica. No es un tema de purismo ni de academicismo, sino que se trata de evitar tener temas que perfectamente puedan caber en la otra competencia. Respecto de la internacional, tuvimos el debut del polémico Dani Ride con una puesta en escena provocativa y muy bien evaluada.