Después de dos noches de festín “progre”, el Festival volvió a sus derroteros habituales. Una parrilla diseñada para el target de la Radio Pudahuel, que funcionó a las mil maravillas para un público que vino a ver a sus artistas.
Obertura: Aceptable tributo a Camilo Sesto, con la orquesta Festival luciéndose en pleno y la participación de Jordan, Denise Rosenthal y Luciano Pereira. Al menos cantaron en vivo, y no tuvimos el playback descarado de los tributos a Lucho Gatica y Violeta Parra en ediciones anteriores.
Animadores: Gran labor al presentar de la mejor forma posible a Ernesto Belloni. Le sacaron el jugo al momento de entrega de gaviotas a Pimpinela.
Ana Gabriel: Una soberana lata. Ya está en status de esas “viejas glorias” que giran a cuenta de sus éxitos de antaño pero no tienen nada nuevo que mostrar. Cuando abordó la contingencia, a pesar de declarar que “no le gustaba la política” se notó de inmediato que está cargada a la derecha, pues le dedicó palabras de buena crianza a la vapuleada alcaldesa Reginato, y habló con preocupación de Venezuela, Nicaragua y México, países gobernados por la izquierda. Y también notó que si insistía mucho en esa tecla se iba a ir de pifia, por lo que se enredó, terminó cantinfleando más que el mismo Cantinflas y quedó como una artista más amarilla que la camiseta de San Luis de Quillota. Su voz ya no le da como antes, y hubo notorias desafinaciones. Se vio anticuada, obsoleta y sin ritmo en comparación a los frenéticos shows de las noches anteriores. Sus mejores momentos fueron cuando apeló a las dos eternas “viejas confiables” de los cantantes mexicanos en Viña: los mariachis y Juan Gabriel. Tuvo a su favor una verdadera “Barra Brava” de fans recalcitrantes que le perdonaron todos los baches y corearon sus clásicos. Logró Doble Gaviota y se fue super aplaudida, pero queda la sensación de que ya es más una artista del recuerdo.
Ernesto Belloni: Nobleza obliga: Belloni nos tapó la boca a todos, en especial a los “paleteados” de sus colegas que pronosticaron las penas del infierno para él. El comediante sacó adelante la tarea cuando nadie daba un peso por él y nos aprontábamos a ver un verdadero circo romano. Artísticamente está 500 escalones por debajo de la Contador y 1000 por debajo de Kramer, pero logró hacer reír de buena gana al público con una rutina pragmática donde supo mezclar elementos de stand up, su esencia como Che Copete con sus clásicas rutinas revisteriles y referencias claras a la contingencia. Ayudó bastante que le tocara una jornada de gusto marcadamente más “popular”. Acertó medio a medio con despedir a Ja Já Calderón después del fracaso de Iquique y al asesorarse con comediantes más actualizados como Humberto Espinoza (Bebeto Chupeta), Belén Mora y Bernardita Ruffinelli. Sacó Doble Gaviota y superó el mayor desafío artístico de su carrera. Un ejemplo de capacidad de reacción, reinvención rápida y apertura mental. Belloni le mostró el camino a sus colegas comediantes de la “vieja guardia”: es hora de reinventarse y asociarse con las nuevas generaciones si es que quieren mantenerse vigentes.
Pimpinela: Salieron muy tarde, pelearon todo el show con el sonido, y aun así brindaron un pedazo de espectáculo ante un fiel público que se quedó esperándolos y coreó todas sus canciones. A diferencia de Ana Gabriel, los hermanos Galán se mantienen en plena forma artística a su edad y han sido capaces de actualizar su puesta en escena, con elementos de bailanta, reggae y hasta de rap. Lucía canta igual que en los ’80, sin desafinaciones apreciables a pesar de los problemas de sonido. Un show plagado de recuerdos, pero con el ritmo que le lloró a la diva mexicana, y donde el dúo de hermanos argentinos le sacó el brillo a su original propuesta de montar verdaderas teleseries en el escenario. Hermoso y emotivo homenaje a su madre con “El amor no se puede olvidar” en su primer show después de su fallecimiento, con un Monstruo prendiendo las lámparas de sus celulares. Merecidas y algo cortas las dos Gaviotas. Respecto de la contingencia la hicieron simple y corta: se mostraron empáticos y dijeron frases de buena crianza.