Animadores: Ambos se veían geniales. Martín estaba listo para reemplazar a James Bond y María Luisa se veía radiante. Salvo errores puntuales, como equivocarse en los años de carrera de Raphael, anduvieron bien.
Raphael: Por masacre lo mejor que se le ha visto a “Er Niño” en la Quinta Vergara. Un verdadero privilegio. Raphael demostró todo lo grande que es. Armó un espectáculo sinfónico de lujo, con la Filarmónica de Chile sonando como reloj (notable considerando que ensayaron una sola vez) y un artista que a sus 75 años canta y se mueve como en sus mejores tiempos. El contraste con los adictos al playback y al autotune de la noche anterior y con Miguel Bosé casi sin voz el año pasado resultó. Era esperable escuchar sus entrañables clásicos mejorados con arreglos sinfónicos exquisitos, incluyendo un guiño a “Day Tripper” de The Beatles en uno de sus temas. También estaba dentro de lo esperado la emotiva versión de «Gracias a la Vida» acompañado de un guitarrista. Sin embargo, lo que sorprendió fue la incorporación de elementos tecno y beats electrónicos muy bien combinados con los arreglos orquestales, que tuvieron su punto cúlmine en la notable versión de “Escándalo” con dembow reaggetonero incluido. Raphael no solamente dictó cátedra de calidad, sino que demostró una gran audacia artística y una notable capacidad de reinvención. Es de esos grandes como Paul McCartney que, a pesar de los años y de tener ganado un lugar en la historia de la música, siguen experimentando, intentando cosas nuevas, asociándose con artistas jóvenes y atreviéndose a salir de su zona de confort. La Doble Gaviota fue una mezquindad absoluta. Se merecía la de Platino mucho más que Isabel Pantoja
Dino Gordillo: Al comienzo temí por él, pues pensé que el Monstruo iba a pedir el retorno de Raphael. Sin embargo, entró muy bien y logró encantar al monstruo con su humor clásico. Fue un gran acierto ponerlo en la parrilla en el día “vintage”, con público de la tercera edad habituado a su estilo de humor. Hace esto mismo en la jornada inaugural y se lo comen vivo. Aquí se revelaron los beneficios de escoger artistas compatibles en cada jornada. Ojalá que en el Festival de Talca tomen nota de esto para no repetir embarradas como la de poner a Radagast entre dos grupos de cumbia. Además de los chistes sexistas y misóginos que estaban dentro de lo esperado, me llamó la atención que su rutina reflejó el odio contra el feminismo y las generaciones jóvenes que manifestó en las entrevistas previas. Todo un «gerontonazi». Hacer chistes donde se tratan los charchazos de los padres como una anécdota graciosa y como algo necesario para criar hijos resulta sumamente cuestionable en estos tiempos, y no solamente lo hace Dino Gordillo, se lo he visto a varios estandaperos. Sacó la Doble Gaviota a base de empuje y le dio un notable broche de oro a su historia festivalera al pedirle matrimonio a su pareja, con anillo y todo. Guste o no, Dino supo salir del paso y se fue triunfador del Festival.
Yuri: Un gran cierre para la noche “vintage”. La “Lady Gaga” de México sacó a relucir todo su oficio y grandes capacidades vocales. Meritorio que alguien a su edad muestre tanta energía y una voz tan cuidada sin uso de playback y autotune a esa hora de la madrugada. Mi cuestionamiento del análisis previo no era hacia su calidad, sino que a lo que consideraba falta de novedad. Claramente me tapó la boca. Si bien se basó en sus clásicos de radio AM ochentera, coqueteó constantemente con lo electrónico y lo urbano, lo que habla de una artista capaz de adaptarse a los tiempos. Lo suyo incluyó un dúo con Carlos Rivera y la kitsch versión de “Chileno de Corazón”. Sacó Doble Gaviota con todos los merecimientos del mundo.