Ya no es aquel jovencito arrogante que en los noventa arrasaba entre las fans, primero como integrante de la boy band Take That y luego desarrollando una carrera en solitario, que en Chile dejó una anécdota memorable: aquella de su visita en 2004 al programa “Mucho Lucho” de Canal 13 en la cual el escaso dominio del inglés que tenía en aquella época su conductor, Luis Jara, quedó en evidencia.
«I’m your fan, but I’m gonna try not to be it» («Soy tu fan, pero trataré de no serlo), le dijo Jara al oído al momento de saludarlo, pero Willians entedió: «Fuck, I’m not your fan» («Mierda, yo no soy tu fan»). Y de ahí en adelante la incomodidad del inglés hizo que la entrevista fuese un desastre.
Hoy Robbie Williams sigue siendo un presumido, y sufre por lo mismo. Porque el tiempo pasó y se fue poniendo viejo, y a sus 47 años, lucha contra la calvicie. De hecho, en una entrevista al diario británico The Sun contó que se ha sometido a varios tratamientos capilares, pero ninguno ha dado el resultado que busca. Es más, agregó que está perdiendo pelo cada vez con más velocidad.
En tono de broma, incluso comentó que cada vez que le da la luz desde arriba, siente que su cabeza parece “el culo de un bebé”.
El diario español La Vanguardia consignó que a lo largo su vida el intérprete de canciones como “Angels”, “Feel” o “Rock DJ” se ha sometido a dos injertos capilares, el primero en 2013 y el segundo en 2020. Pero es una batalla perdida. Hoy en día sus injertos han perdido consistencia y, según la entrevista a The Sun, en su última visita a los médicos éstos le informaron que no puede someterse a un nuevo transplante de cabello, porque actualmente el pelo en su cabeza es tan fino, que ya no sirve como para sacar los injertos desde ahí.
Sin embargo, no quiso aceptar el pronóstico y desembolsó una enorme cantidad de dinero en un tratamiento con inyecciones que deberían haberlo ayudado a tener nuevamente la densidad capilar que requería. No obstante, tras siete meses de intentos, esta técnica tampoco está resultando.
Lo cierto es que el artista tendrá que empezar a acostumbrarse a superar complejos por su nueva imagen. Pero le cuesta asumir que se está haciendo mayor, que dejó de ser el muchacho que conquistó a medio mundo con su música y su apariencia… y que se está quedando pelado. De hecho, Williams admite que le cuenta ver videos de cuando era joven y tampoco le gusta mirarse en la pantalla durante sus conciertos.
«Ahora estoy en el escenario y tengo una pantalla de 12 metros a mis espaldas, me dedico a lo mío, bailando y tratando de ser sexy, pero de repente me giro y veo detrás de mí a un señor gigante con papada y sin pelo», confesó al diario The Sun.
Es de esperar que nunca use un peluquín.