La actriz interpretará a Mercedes “Meche” Walker, madre de Gaspar Elizondo (Álvaro Espinoza), en la próxima nocturna de Canal 13, con este personaje Guazzini regresa a las pantallas de la estación a más de 30 años de su paso por él.
Mercedes es una madre muy presente en la vida de su hijo Gaspar, tanto así que hasta el día de hoy le sigue eligiendo la ropa a usar. Su nuera, Mabel (Paloma Moreno) no llena sus expectativas y está constantemente «educándola».
Ante su regreso a las teleseries del 13, la reemisión de «Rompecorazón» y el estreno de su nueva obra de teatro, Fotech.cl conversó de manera exclusiva con Coca Guazzini.
¿Cómo fue volver a Canal 13, después de casi 30 años participando en producciones de otros canales?
Siempre volver al lugar donde uno partió da mucha nostalgia, hay muchos recuerdos, y dentro de esos recuerdos hay alegrías, programas exitosos, buenos momentos… en fin, caminar por los pasillos del canal nuevamente también es recorrer parte de mi vida, de mi historia.
¿Cómo te sentiste al volver a compartir escenas junto a Malucha Pinto, con quien precisamente en Canal 13 hicieron reír al público en innumerables sketchs periodísticos?
Con la Malu somos compañeras de vida, de proyectos, hemos seguido haciendo cosas juntas y encontrarnos en esta teleserie es volver a crear, recordar nuestros personajes de alguna manera, reírnos y ojalá también hacer reír. También fue muy placentero encontrarnos con Cristián Mason (director general), que trabajó con nosotros cuando partimos con nuestro programa “De chincol a jote”, así que los recuerdos se hacían muy presentes. Y Cristián tiene una forma muy lúdica para dirigir y muy libre también, así es que fue recordar y hacer el hoy con mucho placer.
En «La Torre de Mabel» también te reencontraste con Mauricio Pesutic, con quien formaste pareja en inolvidables teleseries como «Sucupira» o «Santoladrón». ¿Cómo fue volver a trabajar juntos?
Mauricio es muy talentoso y tiene mucho rigor. Fuimos pareja televisiva muchas veces, así es que nos conocemos al revés y al derecho (ríe). En esta oportunidad no nos tocó tanto juntos, pero tenemos una manera parecida de enfrentar los personajes y de lanzarnos a la piscina, así es que esta vez nos faltó tiempo para lanzarnos el piquero.
¿Cómo fue la experiencia de trabajar con Álvaro Espinoza como tu hijo, considerando que rara vez se habían topado antes en alguna teleserie?
Mi gran regalo… Alvarito Espinoza, maravilloso, no había trabajado con él, y me reencuentro con Lucho Gnecco, otro regalo.
Vuelves a incursionar en el género de la comedia con “La torre de Mabel”, tal como lo hiciste con recordados personajes como Ivana Gabor en «Tic Tac» o la reina del mote con huesillo en «Purasangre». ¿Te acomoda trabajar en tecla cómica?
Me acomoda la comedia en televisión. Soy actriz y como tal debemos hacer de todo. En el teatro me encantan las obras más dramáticas, más oscuras y más densas, pero creo que en la televisión me quedan bien los roles más livianos y con humor. Me gusta mucho hacer humor y ver a los otros compañeros en el humor me da mucho placer. A estas alturas yo me río nomás… en sus caras. No me aguanto. Me encanta.
Tras tu salida de TVN en 2015, fuiste parte del área dramática de Mega, ¿por qué no has seguido en producciones de dicho canal? ¿No has recibido ofertas para nuevos personajes?
Estuve en Mega en algunas producciones y luego tuve ganas de parar un rato. En ese tiempo, el país empezó a cambiar, y hoy todo es distinto. Tuve algunas ofertas que no me parecieron muy interesantes en ese momento, y por ahora no he recibido ninguna invitación.
Este 2021, se cumplen 40 años desde el estreno de «La madrastra», la primera teleserie a color y que dio origen a las áreas dramáticas. ¿Qué recuerdos guardas de aquella exitosa producción de la que formaste parte?
En “La madrastra” yo estaba casi empezando en la televisión, había hecho más teatro, pero es sin duda el punto de partida de un nuevo estilo de teleseries, con lindos personajes que no se olvidan… los enamorados, los malos o los cómicos característicos de la escritura de (Arturo) Moya Grau. Cómo olvidar que el último capítulo de esa teleserie dejó las calles de Santiago prácticamente vacías.
¿Qué te parece el resurgimiento que han tenido las teleseries de la era dorada con retransmisiones en TV abierta, por causa de las cuarentenas?
Me parece fantástico, porque aparte de entretener a la gente en su casa, nos pagan por nuestros derechos, gran gestión de ChileActores, en este momento tan difícil que estamos viviendo los trabajadores de la cultura y el arte. Estamos absolutamente abandonados, invisibilizados, prácticamente sin Ministra de Cultura y sin un estado que dé garantías a nuestro quehacer teatral. Así es que bienvenidas las repeticiones por ahora.
Actualmente, se retransmite con gran éxito en las tardes de TVN, la emblemática teleserie «Rompecorazón». ¿Qué recuerdos tienes de aquella ficción de 1994, y de tu protagónico rol de Elena Montané?
Las teleseries de esa época eran muy entretenidas porque eran elencos numerosos con buenísimas historias, y eso significaba pasar muchos meses juntos trabajando, conociéndose y encontrándose en el teatro también… a veces éramos más familia que la propia. Yo tengo grandes y lindos recuerdos de “Rompecorazón”, me tocó recibir por primera vez a la Carolita Fadic, ser su mamá, trabajar con mi querida Delfa (Guzmán) como mi madre… en fin, amigos de la vida, y recordar con cariño a los que ya no están. Y el personaje de Elena también era interesante de enfrentar, porque era una mujer de muchos privilegios y que pierde al marido, la plata, los amigos y el barrio… y debe empezar a trabajar y conocer la vida desde otro lado. Fue un gran aprendizaje.
Sabemos que tienes novedades en el teatro, ¿de qué se tratan y qué nos pueden contar?
Estoy estrenando este sábado 29 y domingo 30 una obra hecha en pandemia, que se llama “Es buena nuestra vida juntas”. Una madre y una hija que se enfrentan a un tema muy delicado, la muerte, y una noche de sábado se convierte en una gran conversación sobre la vida. Junto a Leo Lopehandía y un grupo de mujeres jóvenes y talentosas de teatro fuimos armando esta obra dirigida por Leonor Lopehandía.
¿Cómo ha sido ser parte de este proyecto y hacer teatro en los tiempos en que vivimos?
Partió como una lectura dramatizada por una tremenda necesidad de hacer teatro, de estar conectadas, de crear y de enfrentarnos a la angustia y la ansiedad de ver las salas cerradas, la imposibilidad del teatro presencial, del encierro. Y se fue convirtiendo en nuestro momento creativo, de buenas conversaciones de espacio amoroso entre mujeres. Todos los martes y jueves estábamos ahí aferradas al teatro y al trabajo. Nuestras casas se transformaron en nuestra escenografía y cada elemento se fue convirtiendo en parte de la obra. Hoy se la entregamos a todos (ticketplus.cl/events/es-buena-nuestra-vida-juntas).