La actriz que actualmente está en pantalla en la teleserie de Mega, «Verdades Ocultas» fue la invitada al programa de conversación liderado por Martín Cárcamo, «De tú a tú». En la ocasión comentó sobre la relación con su padre y recordó la muerte de su exmarido, Ricardo Larenas.
Catalina Guerra nació en agosto de 1969. Sus padres son los actores Gloria Münchmeyer y Jorge Guerra, se conocieron en el Ictus y ahí se enamoraron. Se casaron y Gloria dejó de ser actriz porque “solo se podía tener un rey en la casa, no podían brillar los dos”.
Sus padres se separaron cuando Cata tenía tres años. “Yo creo que mi papá se enamoró de otra persona. Yo creo digo para hacerla suave. Es que era muy seductor entonces todos quedaban rendidos. Te deslumbraba. Era un ser muy especial”. Su papá tuvo otro hijo y mientras él hacía Pin Pon, ocurrió el Golpe de Estado.
Durante la Dictadura, los militares iban a las grabaciones del programa infantil y lo apuntaban con sus armas, por si decía algo que no debiera. Jorge junto al Tío Valentín, decidieron dejar de hacer el programa. Es ahí cuando Guerra se va a Cuba porque no podía aparecer en ningún lugar público. Él no podía volver a Chile.
La actriz comentó que no tiene recuerdos de su papá en sus primeros cuatro años. Más grande, junto con su hermano, fueron a verlo una vez a Cuba y a Ecuador dos veces en diez años. “Era un tipo muy simpático, muy divertido”. Para ella “no había día del padre, para nosotros no era significativo. Mi mamá siempre nos habló maravillas de mi papá. Todo lo que a ella le encantó de mi papá, es lo que nos transmitió a nosotros de cómo era”.
Jorge Guerra estuvo 16 años fuera del país y para la actriz igual es fuerte, “no solamente por no tener la suerte de haber tenido un papá más presente sino también era bien paradójico que fuera también Pin Pon, un personaje que le ha enseñado a cinco generaciones chilenas”. Ella se rebeló y se lo manifestó. “Llegó un punto en mi vida que tenía que decirle a él lo que me había pasado”, a sus 17 años ella fue a Cuba a verlo. “Me encontré con un Jorge Guerra súper defendido. Creo que se le caía un poco la estantería si él asumía o se hacía responsable de esta situación. Lo aprendí a conocer y me fui de ese viaje sabiendo quien era Jorge Guerra, aunque no tuviéramos el vínculo padre-hija, yo ya podía saber cómo era esa persona. Antes yo no sabía”.
“Yo creo que él no sabía cómo ser papá. Él estaba muy preocupado y ocupado de su trabajo, entonces yo lo agarré en un peak en donde yo no cabía, creo”, señaló Guerra.
«Me quedé con una cosa pendiente hasta el día en que se murió”, reflexionó.
Sobre este tema, la actriz señaló que “yo cerré un capítulo importante en mi vida, porque entendí que mi papá vino a hacer otra cosa a este mundo. No vino a ser mi papá, vino a ser el papá de cinco generaciones chilenas, que evidentemente eso era mucho más importante que solo ser mi papá. Eso lo pude ver después de que se murió. Cuando decidimos hacerle el velatorio en el teatro, como Dios manda. Estuvo Inti-Illimani, Quilapayún, artistas distintos. Llegaban buses de gente a despedir a Pin Pon (…) Siento que mi papá me ayuda más desde el cielo que acá. Me conecto mucho mejor con él. Él me ha ayudado mucho”.
Además de la muerte de su padre, Catalina vivió otro duro momento en su vida, el fallecimiento de su exmarido, el productor Ricardo Larenas. En el año 1992, la actriz se integró al elenco de la teleserie “Fácil de Amar” de Canal 13, ahí conoció a Ricardo Larenas que era el productor general de la telenovela. Se enamoraron y tuvieron a Antonia. Lamentablemente el muere en un accidente en Farellones. “Es un acontecimiento que me costó mucho ubicarlo. ¿Para qué? ¿Para qué me pasó esto? Son cosas que no ocurren. Uno no se queda viuda a los 21 años. Que se muera tu compañero, tu pareja, el que anoche estaba durmiendo contigo quedas como… ¿Qué pasó? ¿Qué va a pasar con mi hija?”. Ella estaba grabando en el canal, y la llaman para que vaya a su casa. Le dan la noticia de que su pareja había tenido un accidente. La contuvieron. Su mamá estuvo todo el tiempo con ella. “Siempre he sido buena para la talla, con mucho sentido del humor, humor negro (…) pero aquí dije no me voy a volver a reír nunca más. Sin embargo, uno hace el duelo con los años, y uno aprende a vivir con ese dolor”.