La animadora conversó con Jordi Castell en el programa «El Aperitivo», transmitido por el Instagram Live de @revista_velvet, donde hablaron de cómo está pasando el encierro y también de su relación con la televisión y redes sociales.
La ex animadora del Festival de Viña contó a Castell que en estos días de encierro, entrena en su propia casa con un mini gimnasio que armó en su patio donde hace deporte habitualmente, “me cuesta igual que todo el mundo hacer deporte, muero de ganas de estar todo el día echada. Me motivo entrenando con una amiga por camarita, nos presionamos entre nosotras”.
En cuanto a la cuarentena, cree que el estar entre 4 paredes produce una mayor ansiedad, “yo me he pillado comiendo harto más de lo que como”. Además, Carola pasa los días haciendo aseo profundo, lavando ropa y planchando. “ayer me dediqué a planchar, le encontré un placer a planchar”.
Sobre las redes sociales, la jurado de «Bailando por un Sueño» cuenta que le dan más rabia que placer, “decidí no mirar más, tanta odiosidad en el twitter me da lata y hay una odiosidad generalizada, uno tiene que ser sano de cabeza”. También afirma que “en el whatsapp no veo ni la hora que se conecta la gente y trato de no pescar tanto mi teléfono”.
La modelo, que está sin pantalla ya que el programa en el que participaba («Bailando por un sueño», de Canal 13) está congelado, cuenta que “en la tele no engancho, tengo mis amigos del sur de cuando tenía 3 años, mi casa, mi hija, no ando haciendo amistades por la tele y eso cae mal”. Además, dice que sobrevivió a la tele con mucha ayuda de psicólogo, para poder entender bien el círculo y el escenario. Entender qué es verdad y qué no es verdad. “Hay gente que me odia en la televisión y no sé por qué me odia”.
Por último, agrega que “la tele no paga la decencia, ser gente, si no que castiga al empeñoso, premia al insolente, premia al vulgar, al más agresivo”.