Dentro de las novedades que tendrá el elenco de “La Torre de Mabel”, la teleserie nocturna que Canal 13 estrenará en junio, destacará el nombre de Camila Roeschmann, quien tendrá a su cargo la trama juvenil de la producción dramática protagonizada por Paloma Moreno, Blanca Lewin, Elisa Zulueta, Álvaro Gómez, Ignacia Baeza y Álvaro Espinoza.
Roechmann tiene 27 años de edad y ya había estado con anterioridad en telenovelas, específicamente en “La Poseída”, de TVN, en el 2015. Ahora retoma el género y con un rol que dará de qué hablar producto de la temática que enfrentará. De aquello, de todo lo que implica “La Torre de Mabel” y de sus proyecciones como actriz, Camila conversa a fondo con el portal Fotech.cl
¿Cómo presentarías y definirías a tu personaje en “La Torre de Mabel”?
Mi personaje es Isabel, una chica resiliente que entra a la historia de la teleserie porque descubre un lado de su familia que siempre había estado oculto. Isabel es huérfana, o guacha, tanto de madre como padre; y eso la ha convertido en una adolescente que estudia y trabaja, independiente, creativa y crítica de su contexto. Pero de pronto su historia da un giro y comienza a interesarse en saber de dónde viene, cuáles son sus orígenes y descubrir, también, su identidad.
¿Cómo fue la experiencia de ser parte de esta teleserie?
Al principio difícil, porque grabar una teleserie es intenso, es como ser un deportista de alto rendimiento. Lidiar con muchas escenas por día, seguir en la casa estudiando para la semana, trabajar de lunes a sábado, entender la continuidad del personaje, darlo todo en una o dos tomas y, bueno, la vida personal que continúa. Además, este proceso de rodaje se vio interrumpido por la pandemia varios meses, entonces hubo un bache importante, un vacío que al retomar las grabaciones muchos nos preguntábamos: ¿quién era mi personaje? ¿Cómo habla? ¿Cómo se mueve? Pero pienso que el retorno al set a todas y todos nos hizo muy bien. A pesar del contexto de emergencia sanitaria, que fue y continúa siendo tremendo en muchos aspectos, volvimos con ganas de estar ahí. Necesitábamos trabajar, pero también queríamos trabajar, saber del otro, ver otras caras, salir de la casa básicamente y volver a lo que conocemos como vida. Creo que de a poco y a pesar de la adversidad, gracias a un equipo con mucha experiencia, pude entrar en el ritmo y disfrutar.
¿Qué es lo que más destacarías de “La Torre de Mabel”?
El equipo, tanto quienes se ven en la cámara como quienes están detrás. El trío de amigas de la Paloma, la Blanca y la Elisa es un mundo en sí mismo muy entretenido y acogedoras en la vida real, en el mundo de los camarines. El personaje de Jaime Omeñaca como el conserje hacía llorar a todo el set de risa. Con Mauricio (Pesutic) y Álvaro Gómez tuve escenas súper fuertes en las que me sentí cómoda y confiando mucho en mis compañeros. La Coca y la Malucha divertidas y preocupadas de que todo estuviera bien en la convivencia entre los actores y la producción. Y los equipos detrás de cámara son fundamental para que todo el tejido se sostenga: el equipo de maquillaje y pelo que siempre te recibían con ánimo en la mañana, vestuario con todo muy organizado y abiertas a propuestas, la cámara siempre ayudando a que la escena se viese mejor y a mi personalmente a encontrar la cámara que, quizás por mi poca experiencia, la perdía varias veces. Si bien fue un desafío lograr entrar en el ritmo y en los códigos televisivos, me sentí cómoda y muy acogida.
¿Qué te parecen las temáticas que aborda “La Torre de Mabel”?
Pienso que hay varias temáticas muy acordes al contexto que vivimos hoy como país: desigualdad económica, mujeres trabajadoras que exigen sus derechos, endeudamiento y la torre que es un edificio enorme, tipo de los que se han levantado por todo Chile desde el boom inmobiliario de los 90 y que no da abasto con la cantidad de personas que lo habitan. Y, en particular en el personaje de Isabel, ella es guacha, una palabra además que proviene de nuestros pueblos originarios, y que se refiere a alguien sin padre o madre. Bien sabemos de esto en nuestro país, sobre todo hay padres que se van y no vuelven, que abandonan a madres o a familias completas, papitos corazón que no pagan la pensión alimenticia. Pero, entendiendo la vida desde los grises y no en blanco y negro, el personaje de Isabel propone cómo aún así podemos ver la complejidad de la vida y se propone conocer a su padre y eventualmente desarrollar un vínculo, perdonarlo y amarlo como parte de su familia.
Se ha dicho que esta es una comedia que viene perfecto para terminar bien el día, que hará reír a la gente, ¿qué puedes decir al respecto?
Pienso que la comedia es un género muy difícil, y hoy hay mucha competencia con las nuevas plataformas que ya están instaladas en nuestra vida. Pero espero que esta teleserie sea recibida por su humor y como un contenido nacional, que genere cierto eco en la audiencia sobre sus problemáticas, deseos e inquietudes. Pasan muchas cosas en la historia, hay varias subtramas y personajes súper arquetípicos. Y ese efecto espejo, el reconocer en alguien que es igual a un personaje, puede ser un boom de humor.
Tú habías estado en “La Poseída”, hace ya seis años, ¿cómo tomas volver a las telenovelas y por qué te habías alejado de ellas?
Cuando yo entré a “La Poseída” aún seguía en la escuela de teatro de la Chile, e hice ese último año que me quedaba en dos años. Entonces luego de la teleserie pasaron hartas cosas: terminé la carrera, estudié en Cuba y en Nueva York, y trabajé en proyectos acá como la serie “12 días que estremecieron Chile” y proyectos audiovisuales independientes como el cortometraje “Por mí y por todas” de Manuela Burr. Creo que, además, es difícil entrar a la televisión para las actrices y actores, exige mucho tiempo y energía, los elencos por lo general se repiten y rostros nuevos entran de a poco comparado con la cantidad que somos. Volver a grabar en televisión, y en un contexto tan difícil como la pandemia, fue un desafío y también seguridad laboral que como artista nunca había tenido.
En “La Torre de Mabel”, tú formas con Renato Jofré la dupla juvenil de la teleserie (serán dupla amorosa), ¿qué tal eso?
Trabajar con Renato fue un agrado. Es buen compañero, mateo, escucha y podíamos conversar harto mientras esperábamos nuestras escenas. Si bien somos la dupla juvenil, ambos somos varios años más grandes que nuestros personajes, pero creo que lo resolvimos bien, con la ayuda de vestuario y maquillaje.
¿Qué te parece ser parte de un proyecto tan importante en Canal 13 y que hayan apostado por ti para para ser parte de esta teleserie?
Bueno, en primer lugar, estoy feliz de haber sido parte del proyecto. Yo hice un casting con muchas chicas, compañeras actrices talentosas y trabajadoras que perfectamente podrían haber hecho el personaje de Isabel. Y creo que al ser de las pocas más “nuevas” en este proyecto, habla de que está bueno incorporar a nuevas actrices y actores. Somos muchos quienes trabajamos en esto y no es fácil. Yo sentí que era una buena oportunidad de aprender como actriz este lenguaje televisivo, más frenético, entrenar estados emocionales y aprender de otros compañeros que llevan más tiempo. Y qué ganas de que así como el país se está llenando de nuevos rostros en los espacios más tradicionales de poder, en la televisión pudiesen ingresar nuevos rostros con otras sensibilidades, ideas y propuestas.
Y, por último, ¿cómo te gustaría proyectarte como actriz?
Me gustaría seguir actuando, sobre todo hacer cine; me gustaría actuar por períodos largos para poder profundizar en el personaje, pero también me gusta la creación escénica, el fenómeno del teatro y la experiencia colectiva en sí misma; y me gustaría continuar descubriendo proyectos transdisciplinarios, como el que dirijo actualmente llamado “Cómo se recuerda un crimen” y que ha sido alucinante como proceso creativo.
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