La parrilla del próximo Festival de Viña se ve interesante, con números especialmente atractivos como Elton John, un gran golpe de calidad, y el show de “31 Minutos”, a quien vi en la misma Quinta Vergara y promete ser uno de esos momentos memorables de la historia festivalera. Sin embargo, en el humor hay un número que generó polémica desde su confirmación.
Los contratados a la fecha para hacer reír al monstruo son: Dinamita Show, quienes se lo ganaron después de su exitoso desempeño el año pasado; Los Atletas de la Risa; quienes se lo ganaron el año pasado en “Viva Dichato”; Nancho Parra, ganador de “El Rey del Show”; Hermógenes con H, que vuelve después de su actuación en 1991; y…… Bastián Paz. En los últimos festivales ya quedó claro cuál es el tipo de humor que asegura éxito de rating y éxito artístico a la vez: Coco Legrand, Stefan Kramer, Dinamita Show y Bombo Fica. Salvo los propios Dinamita, los demás contratados no parecen responder a ese perfil.
Bastián Paz es un muchacho que, de acuerdo al Diario La Cuarta, “sufre histiocitosis, diabetes insípida, hipertiroidismo y recientemente le diagnosticaron un mal metabólico degenerativo”. Se transformó en un fenómeno de Youtube y alcanzó notoriedad en el programa de Mega “Coliseo Romano” con sus rutinas basadas en chistes picantones. Su actuación en el próximo festival ha sido motivo de mucha discusión en los medios y las redes sociales. Y es que existe la sospecha de que lo que se busca es ganar rating a través del evidente morbo que se va a generar con su presencia. Potencialmente efectivo, pero a la vez éticamente cuestionable. Nada extraño si a cargo está Alex Hernández, que no le hacía asco a este tipo de estrategias cuando dirigió “Mekano” y posteriormente “Yingo”.
Los humoristas siempre han sido imanes de rating en el Festival de Viña, y muchas veces el motivo es la posibilidad de ver cómo es devorado por el monstruo. Muchos de los grandes fracasos de humoristas, como el de Ricardo Meruane, han sido peak de sintonía. Siempre ha existido morbo con ellos, pero en el caso de Bastián esto se llevaría al extremo. El riesgo de que haga una rutina fome y sea pifiado existe, y si esto pasa sería el bullying contra un discapacitado más masivo de la historia. Sería como el “Coliseo Romano”, pero de verdad. Por cierto, existe la posibilidad de que le vaya bien, o que el público se apiade de él, tal como ocurrió en la última actuación del boliviano Sandy, en silla de ruedas y con las piernas amputadas, pero ¿resulta razonable exponer al muchacho a una situación donde corre el riesgo de fracasar, lo que incluso puede afectar su precaria salud? No se trata de que los discapacitados no tengan derecho a presentarse en el Festival. De hecho, han actuado exitosamente en más de una ocasión José Feliciano (ceguera) y Roberto Carlos (pierna derecha amputada). Pero el portorriqueño y el brasileño son artistas de gran calidad que nunca han usado sus discapacidades para ganarse el apoyo del público y crítica. Bastián Paz, por el contrario, justamente basa su show en la enfermedad que lo hace hablar como curado, y en cuanto a calidad está muchos niveles por debajo de ellos.
El espectáculo de Bastián es demasiado básico y precario, y no tiene nivel suficiente para el Festival de Viña. Un muchacho que habla como curado que cuenta chistes sentado con el animador al lado es más un fenómeno de circo que un artista, y no un show apropiado para un festival internacional. ¿Qué pensarán los televidentes en el extranjero al ver que en Chile nos gusta ese tipo de espectáculos? Más aún, ¿Qué pensarían si a Bastián se lo devoran con lentes y todo? Además, algunos de sus chistes son sumamente fomes. Tiene algunos buenos, pero casi todos ellos son cargados al doble sentido más picante y escatológico, aceptable para los viernes sin censura de “Mentiras Verdaderas”, pero no para el Festival. Después de la polémica del 2011 con los shows de Oscar Gangas y Mauricio Flores, Viña se convirtió en territorio prohibido para el “humor de cantina”. A Hermógenes, Nancho y los Atletas de la Risa los van a tener “cortitos”, y dudo que a Bastián le dejen contar chistes picantes…justamente el punto fuerte de su rutina.
Por todo lo anterior, la presencia de Bastián Paz en Viña resulta sumamente peligrosa e irresponsable. Es morbo puro y duro. Es la búsqueda de rating a cualquier precio, que es justamente lo que ha llevado a la TV abierta chilena a sus actuales niveles de decadencia. Ojalá los organizadores del festival sepan lo que estén haciendo, y que asuman su responsabilidad si algo malo llegara a pasar.