Sonriente, siempre sonriente. Así nos recibió la protagonista de «Celia», la superproducción realizada por Fox TeleColombia para RCN que retratará la historia de la fallecida Celia Cruz, y que a su vez, marca el debut de la cantante cubana Aymee Nuviola -conocida como “la sonera del mundo”- como actriz en televisión tras tener una vasta trayectoria en cuanto a lo musical.
La artista conversó con Fotech.cl de su carrera, el asumir este desafío y el vínculo que generó con Celia en su vida.
¿Cómo fue que conociste a Celia Cruz?
La primera vez que la vi me la presentó Johnny Ventura. Estábamos en Cancún… Empezamos en el DF, era un festival de música que se hacía en México en diferentes lugares, creo que fuimos a Guanajuato también, pasamos por diferentes ciudades, pero comenzamos en el DF. Ahí estábamos en el Auditorio Nacional de México y estaba Oscar D’León, Johnny Ventura, Willie Colón, toda la luminaria de la música y yo estaba con una orquesta cubana que se llamaba Pachito Alonso, junto a mi hermana Lourdes porque éramos un dúo, y nosotros terminamos de cantar y dijimos ‘vamos a sentarnos a ver a Celia’, porque nunca la habíamos visto cantar. Habían reservado unos asientos en el público para los artistas que quisieran dar la vuelta. Nos sentamos, yo vi salir a esa señora y gritar ‘azúcar’ y la gente que se caía de los asientos. De la alegría yo empecé a llorar, yo decía ‘por qué yo lloro si todo el mundo se está riendo’, y fue que me impactó porque yo decía ‘¿cómo tiene ese poder de convocatoria tan fuerte que gritó una palabra y la gente ya se está cayendo aquí sin haber cantado nada todavía?’. A partir de ahí empecé a mirarla ya de verdad de una manera ya mucho más profunda. Hasta el momento había oído hablar de ella y había incluso cantado algunas canciones de ella, pero no tenía el conocimiento ni la referencia de la magnitud que tenía hasta que la vi.
Entonces en esa gira vamos a Cancún y me dice Johnny Ventura, porque le comento yo,y me pregunta si la quiero conocer y le contesto que no. A mí me habían dicho en Cuba que ella no quería nada con los cubanos que vivíamos en la isla. Yo dije ‘va y se molesta, como yo vivo en Cuba’, me dice Johnny ‘estás loca, eso es mentira si Celia a todos los cubanos los trata con mucho cariño si ella es muy amorosa, yo te voy a llevar para que la conozcas’. Y me llevó a una boda, donde él incluso habló para que nos invitaran y conociera a Celia. Y en esa boda conozco a Celia, y quién te dice a ti que ella me miró y, ella nunca me había oído cantar en su vida, pero me agarró las manos y me dice ‘ah, eres cantante, pues mira tienes que cuidarte la voz, no decir disparates’. Entonces ahí me encantó porque me hablaba como si fuera mi madre y eso me gustó, se veía muy natural. No esta pose de diva. Una persona muy humilde, muy sencilla. Ahí me habló de unas cosillas, de ahí me fui y me integré a otro grupo a conversar. Pero cuando ella se iba, yo venía del baño y ella venía saliendo de la fiesta, yo venía entrando y ella saliendo. Me ve y le pregunto: ‘¿ya te vas?’ y me dice ‘si mi amor, ya me voy’; y le dije ‘ah bueno, ha sido un placer conocerte, te admiro muchísimo, bye’. Y yo no sé si ella vio que yo como que estaba mirando, como escudriñándola con la mirada, como estaba tan linda vestida, que hizo así y se sacó los aretes que tenía puestos y me los dio. Yo me quité los que tenía puestos y se los día a ella, jajaja. Yo lo hice con el mismo amor hacia ella con que ella me lo hizo a mi. Yo no miro el valor material, sino el valor emocional que tenía eso.
¿Te volviste a encontrar con ella?
Sí, como diez años después. Esa vez, entré en Cancún igual, ella iba a cantar en el Carnaval de Cancún y yo había cantado dos días antes en el mismo escenario. El que era mi manager habló con Omar Pardillo y me dejó pasar. Entonces ahí le di el recado de un amigo de ella, conversé con ella un poquito y me fui. Nunca le dije ‘ya nos conocimos’, porque si ella es como yo, ella no se acuerda de mi y no la quería poner en esa situación. Preferí que hubiera sido como un primer encuentro y después me fui y ella se fue a cantar. Pero fue muy lindo.
Y la noticia de su muerte, ¿cómo la recibiste? ¿Recuerdas en qué estabas cuando te enteraste?
Fue muy triste para mi. Creo que estaba en México, en Cancún, y ya sabíamos que estaba muy mal a través de un amigo. Él nos estaba diciendo, más o menos, como estaban las cosas pero ya cuando dijeron ese día ‘murió Celia Cruz’ fue como… Tú sabes que en ese momento cuando a uno le cae el veinte, como dicen los mexicanos, de que la persona se murió. Inmediatamente eso empezó a multiplicarse a medida que tú veías la reacción de la gente, de cómo la gente se tiró para las calles a buscar el lugar donde la iban a velar, a seguir el féretro, las televisoras en cadena en el mundo entero mostrando la foto de ella, en los periódicos… Ahí como que la angustia crece y la pérdida aumenta y la magnitud llega a ser ya una cosa que no puedes digerir, entonces para mi fue muy impresionante. Llegó un momento en que apagué el televisor y decidí ‘ya no veo más porque esto me está haciendo daño’.
Ya han pasado más de diez años, doce para ser exacto… ¿Cómo fue que llegaste a trabajar en una telenovela basada en la vida de Celia?
De pura casualidad. Yo digo que Dios me puso en eso. Era mi cumpleaños y yo estaba en Cartegena (de Indias) haciendo una temporada en un sitio que se llama Café Havana y a mi me iba muy bien en ese sitio. Cada vez que voy. Se queda gente afuera, porque les gusta mucho la música cubana a ellos. Ese día, el 8 de enero, yo no trabajé. Salí a comer a un restaurant y la comida era horrenda y me da una mala leche, como se dice. Salí gritando ‘no puede ser, no puede ser, no puede ser, hoy día es mi cumpleaños’ y mi esposo me dice ‘vamos a caminar a buscar un postre, algo para que te sientas bien’. Caminando, caminando, dijimos vamos al Café Havana, que estaba abierto, no tenían orquesta ese día. Yo no quería, porque trabajo ahí y caminando llegamos a un lugar que se llama El Sitio. Entro, había músicos tocando y me invitaron a cantar con ellos. Cuando termino, estaba el dueño del lugar y se presenta: ‘Aimee, yo soy Mauricio’ y ahí me doy cuenta de que nos conocíamos porque es un muy buen amigo del cantante Amaury Gutiérrez. Ahí me dice, ‘¿los molesto si les presento un amigo mío?’. Era Fernando Gaitán, el creador de «Betty La Fea», que él estaba al principio de este proyecto de serie. Fernando me saluda y me dice, ‘chica, ¿no te interesaría hacer un casting para la novela de Celia Cruz?’. Los ojos se me abrieron y estaba a punto de decirle ‘ay, no sé si pueda’ y mi esposo, que es mi manager, le dice ‘claro que sí’. Cuando salimos de ahí, después de conversar toda la noche, él me miraba y me decía, ‘tu tienes algo que me recuerda a Celia, una cubanía, una cosa’. Cuando nos fuimos, mi esposo me decía que cómo iba a decir que no, que era una oportunidad única que no se repite en la vida, tú tienes que hacerlo, ten confianza. Conclusión que lo hice. De hecho fue de locos, porque me mandaron el casting por mail y se confundieron, me dieron una escena que no era y cuando llego era otra. El día anterior terminé a las cuatro de la mañana y el casting era a las siete, pero lo hice y me seleccionaron, así que valió la pena tanta locura.
Este rol marca tu debut en televisión, ¿cómo fue esta experiencia para ti?
Única. Esto es un antes y un después, son muchas vivencias que uno no va a olvidar nunca. Es un aprendizaje, también, constante de todo. De cómo mirar la cámara, porque cuando tú estás cantando tú buscas la cámara, para mirar a la cámara, estás vendiendo tu imagen. Pero cuando estás en una serie, tú no puedes mirar a la cámara. Tienes que buscar la manera de que la cámara te busque a ti y eso es muy curioso, porque yo tenía la tendencia de buscar la cámara y eso no se hace cuando estás actuando. Entonces yo siempre trataba de concentrarme y yo misma me daba cuenta y decía que tenía que repetir la escena porque había mirado la cámara. Me daba cuenta.
¿Eso fue lo que más te costó?
Fue una de las cosas que más me costó, por lo menos a mí. Lo otro es concentrarte en los cambios drásticos y bruscos, porque grabas una escena ahora del año 2000 e inmediatamente después viene una de los años ’90. No hay un orden cronológico para filmar. Entonces tiene que cambiarte todo el maquillaje, toda la tendencia de la moda, todo y más, quizás estás más joven o más vieja. Y aunque en la novela no hay esa gran diferencia de marcar edades, no se quiso en la etapa mía poner a una Celia vieja ni nada de eso. Pero siempre hay una diferencia.
¿Qué fue lo que más te llamó la atención de la vida de Celia?
La capacidad de ella para los cambios, en la parte artística para adaptarse a todo. Ella tocó todos los ritmos, todas las tendencias musicales, hizo colaboraciones con artistas de todas las edades, artistas que hacían reggaeton, que hacían merengue, que hacían salsa, que hacían pop, con artistas americanos, con todo tipo de música. En lo personal, una mujer con mucho carácter. Una mujer que le tocaban decisiones importantes en su vida y las asumió, supo vivir con eso y seguir adelante. Una mujer muy emprendedora y se renovó constantemente. Muy cuidadosa de su familia, de su matrimonio. No tuvo hijos, pero tuvo millones de hijos en el mundo que la amaban y creo que eso es muy lindo.
¿Cómo fue tu relación con Jeimy Osorio, quien interpreta a la Celia más joven?
Perfecta. Es como mi hermanita más chiquita. Ella me dio mil tips porque está en las teleseries antes que yo. Cuando yo llegué fue muy cariñosa, me explicó cosas que ella ya traía por experiencia propia. También hubieron cosas que se plantearon en su personaje y como ella me entregaba su personaje, había que darle cierta continuidad y eso me gustó mucho, porque como yo soy cubana y ella no, yo logré ver cómo ella captó la escencia de muchas cosas de las que estaba haciendo sin ser cubana.
En cuanto al género de las teleseries, ¿has visto alguna?
He visto muchas teleseries, he visto novelas brasileñas que me gustan mucho y me parece que la facturación en Brasil es impresionante. Colombianas hay muy buenas también, ahí había una que me gustaba mucho que se llamaba «Café con Aroma de Mujer» y en Brasil, montones, como «Malu Mulher». Pero no soy de las personas que dejan de hacer cosas por estar frente a la televisión y ahora se puede grabar y se puede ver cuando tú quieras, pero me gusta esa magia de lo que te atrapa, eso yo me lo disfruto, porque si me atrapa a mí tiene que tener efecto en los otros, sino soy tan de televisión.
Y de esta producción, ¿qué es lo que crees que le puede llamar la atención a la audiencia chilena?
Yo creo que primero que todo, todo lo que abarca la novela, porque abarca muchas emociones, mucha alegría, mucha tristeza, desengaño, amores, frustraciones, melancolías, mentiras, grandes verdades, de todo. Además es colorida, el vestuario, la cosa bonita escénica, artística. Y luego es una historia que tiene ficción pero esa ficción viene a enriquecer la trama de la novela y es lo que atrapa al televidente, porque es lo que te mantiene con la expectativa de qué es lo que va a pasar.
Volvamos a tu carrera musical, ¿qué proyectos se vienen en cuanto a eso?
Acabo de grabar un disco. El último disco que hice fue uno que me trajo muchas alegrías, pero que no le pude dar el calor que merecía por la serie. Saco el disco, que tiene dos nominaciones al Grammy, un disco que era dedicado a Cuba, qué premonición, a La Habana. Se llama «First Class to Havana», y cuando saco el disco viene todo el rollo de la novela, entonces el disco como que no se pasmó pero se quedó, digamos que inconclusa la promoción del disco. Entonces ahora vengo con un disco nuevo y con música de Celia, y grabado en Cuba. Después de tantos años se lleva la música de Celia Cruz a Cuba y se canta en la isla dentro de un estudio donde ella grabó, cuando empezaba su carrera, y eso ha sido para mí una experiencia única. El disco lo grabamos en dos días y medio, con la banda entera -todos músicos cubanos- y algunos músicos venezolanos, puertorriqueños, y la full band dentro del estudio. Ya no se graba así, pero nosotros grabamos así. Increíble, así que pronto me tienen de regreso con la promoción del disco, jajaja.