El día 12 de diciembre se anunciaron los últimos confirmados para el próximo Festival de Viña. Entre ellos, un verdadero lujo: Yusuf Islam, más conocido como Cat Stevens, leyenda viviente de la música popular; ícono máximo de las canciones para guitarrear en las fogatas; autor de incontables clásicos entrañables como “Sad Lisa”, “Father and Son”, “Wild World”, “Where Do The Children Play”, “Morning Has Broken” y otros. Sin duda, el gran Yusuf le va a dar categoría a un evento que, hasta antes de su contratación, hacía gala de muchos números repetidos (Ricardo Arjona, Emmanuel, Alejandro Fernández) y algunas pocas novedades interesantes (Pedro Aznar, Nano Stern).
Con esto, se confirma la tendencia de los últimos años en cuanto a llevar al más importante festival del país a artistas anglos que le suben el pelo al evento. En la última década el monstruo se ha encontrado con artistas de primera categoría: Tom Jones; Bryan Adams; Nelly Furtado; Simply Red; Paul Anka; Roger Hodgson; KC & The Sunshine Band; Earth, Wind & Fire; Journey; Peter Frampton; Carlos Santana; Sting; Morrisey; Jonas Brothers; Elton John y Rod Stewart. Salvo Morrisey y su insoportable divismo del 2012, se han caracterizado por espectáculos impecables, de gran calidad artística y que han cautivado al monstruo, aunque el rating hasta ahora no les ha hecho justicia. Además, estos artistas permiten atraer al público adulto joven y adulto, que no se siente identificado con el verdadero tsunami de baladas románticas, bachata y reggaetón que suele invadir las noches festivaleras. Por todas estas consideraciones, la presencia de al menos un artista anglo por año se ha convertido en algo imprescindible. Por suerte, la idea que el festival sea exclusivamente reservado a músicos de habla hispana, propuesta hace un par de años por Antonio Vodanovic, no ha encontrado eco a la fecha.
A excepción de Nelly Furtado y Jonas Brothers, los que han venido han sido artistas de amplio recorrido y trayectoria. Sería genial traer a gente en la cresta de la ola como Lady Gaga, Bruno Mars, Beyoncé Knowles o Adele, pero por ahora están lejos del alcance de la Quinta Vergara. Aparte de sus caras tarifas, el carácter televisivo del festival complica la llegada de artistas que, desde el colapso de la industria discográfica, dependen principalmente de los recitales en vivo para generar ingresos. Por el contrario, las “viejas glorias” con carreras consolidadas y chapa de “clásicos” no parecen tener tanto atado con estos eventos.
El aterrizaje de Cat Stevens en el escenario de la Quinta Vergara no merece más que aplausos. Sin embargo, el rechazo de la comisión organizadora a llevar al Festival a Ringo Star resulta digno de análisis. El ex-baterista de The Beatles programó un recital en Santiago a inicios de marzo del 2015, y la productora que lo traerá ofreció su show como atracción para el Festival de Viña. Los tiempos calzaban y los costos también. Sin embargo, según lo señalado por el periodista Marcelo Contreras en el diario La Tercera, “(…) dentro de la comisión encargada de armar la parrilla, no hubo consenso con su fichaje y finalmente no se llegó a acuerdo. Según distintas fuentes de la industria de conciertos, su figura y trayectoria aún era resistida, vista como secundaria y poco atractiva al lado de su paralelo más obvio, su ex compañero Paul McCartney”. En otras palabras, Ringo fue considerado “demasiado chanta” para el Festival de Viña. La comisión organizadora se farreó “LA” oportunidad de tener a uno de Los Beatles en el Festival de Viña. Con Lennon y Harrison muertos, y McCartney inalcanzable, el bueno de Ringo era el camino más corto para cumplir ese anhelo de muchos beatlemaníacos, y la comisión lo rechaza cuando más encima se lo estaban ofreciendo en bandeja. Ringo como solista no está al nivel de los otros Beatles, pero hay que considerar que John, George y Paul fueron y son músicos fuera de serie, ante los cuales hasta el más pintado queda como principiante. Su show, además de incluir sus clásicos beatlescos como “Yellow Submarine”, “Honey Don’t”, “With a Little Help Form My Friends”, “Act Naturally”, y algunos éxitos de su carrera solista como “Photograph” e “It Don’t Come Easy”, incluye a su “All Star Band”, una suerte de “Dream Team” de grandes músicos de los 70 y 80, que aportan su talento y sus clásicos. Dentro de los que han integrado la “All Star Band” están viejas glorias como el fallecido Billy Preston, Joe Walsh y Dr John, e incluso algunos artistas que han enfrentado al monstruo en el pasado, como Richard Marx, Sheila E, Roger Hogdson y el líder de Mr Mister Richard Page. Aparte del atractivo de tener a uno de Los Beatles en el Festival de Viña, el show prometía ser una verdadera delicia para los nostálgicos de la música ochentera.
Como fanático de los Fab Four, este monumental desprecio a Ringo Star no me puede resultar más indignante. ¿Farkas puede enfrentar al monstruo, pero Ringo no? ¿Una banda tributo como Beatlemanía puede subir a ese escenario, pero uno de los Beatles originales no puede? Los mismos que no se hicieron problemas en contratar a Rudy Rey, Centella, al Huaso Filomeno y a Yandar & Yostin, consideran que uno de los integrantes de la banda más importante de la historia de la música popular no da el ancho para enfrentar al monstruo. No me cabe en la cabeza tanta ignorancia y falta de criterio artístico. Si había que elegir entre Cat Stevens y Ringo, la elección del primero resulta razonable y comprensible, pero desechar a Ringo porque su figura y trayectoria es considerada “secundaria y poco atractiva” pone en duda la idoneidad artística de los encargados de armar la parrilla festivalera.
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