A grandes rasgos, este -por mucho que bastante gente no lo piense así- es el gran lanzamiento del segundo semestre en la música. Lejos de una parafernalia invasiva, y de las grandes estrategias comerciales en géneros como el Pop o el Rap, la fama de Arcade Fire pasa por más allá de eso, o de un grupo de fans en particular muy insistentes. La banda canadiense ha acrecentado su fama en base a la calidad neta de sus trabajos, todos envasados en conceptos grandilocuentes, y «Reflektor» es, a todas luces, la confirmación de dicha premisa: Arcade Fire es LA banda de la pasada década, y van derechito a ser una leyenda, le guste a quién le guste.
El cuarto LP de la banda viene en una edición de dos discos, siendo similar a otros grandes lanzamientos de la historia de la música en ello, el ejemplo más claro, el White Album. Además, cuenta con la producción de otro coloso de la pasada década, James Murphy, fundador de DFA Records y cabecilla del ya acabado proyecto de Punk-Dance LCD Soundsystem. Se pueden tener muchas conclusiones con respecto a su participación en la composición, sin embargo, «Reflektor», por mucho que no lo parezca a ratos, si es un disco para bailar, pero bailar a consciencia. Arcade Fire a ratos juega con un vacío existencial medio alienado desde sus inicios, pero también nos entrega momentos de celebración en el trabajo.
Desde la melancolía disfrazada entre lo bailable del single que da nombre al álbum, pasando por un reggae experimental como »Flashbulb Eyes», incluso acá podrás encontrar indicios de post-punk, como también momentos muy a lo The Beatles. Es una paleta de sonidos y estilos demasiado interesante, que desde ya pone en lo excelso a este disco. Cuenta además con una corta, pero imponente intervención de David Bowie, e incluso se dan maña de samplear a Jools Holland, por ende, este trabajo es más atrevido de lo que muchos regresos han sido este año. Hay una oleada de oyentes que lo encontraron extenso, y si, es cierto, quizá acá sobran algunos tracks (rápidamente se me vienen a la mente »Porno» y quizás »You Already Know») pero eso no entorpece el resultado final, que es uno muy redondo.
El disco maneja un concepto a todas luces pretencioso: la experiencia de vida que genera una obra de arte, o una vivencia, lo cierto es que este disco funciona en muchos niveles, pero la banda claramente busca imponer el que la experiencia de escucha acá sea unitaria o en grupo, pero que se viva. Y quizá por ello, sabiendo ya la fama que los precede, ellos intentaron abarcar mucho más en estilos. Hasta el country hace una aparición acá, incluso el new-wave. Eso engrandece tanto la obra.
En perspectiva, los canadienses han dado cátedra de cubrir muchos estilos a lo largo de su carrera, e, increíblemente, no tienen ningún disco malo. Aunque a muchos les duela, representan la última gran muestra de excelencia en la música contemporánea, y ya se codean con bandas de gran peso de influencia en la era actual, como Radiohead, Animal Collective, Weezer, o incluso, Interpol. El nuevo trabajo de Arcade Fire es la prueba de que, sin necesidad de cambiar la esencia y el núcleo de una banda, se pueden entregar trabajos diferentes, arriesgados, con intención de sorprender, y lejos de estar en afanes conformistas o intentar abarcar mucho sin gran éxito, sin tener el suficiente talento para ello. Llena de músicos virtuosos, así es esta banda. Y »Reflektor» es plena muestra de ello.
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