La segunda noche de festival estuvo marcada por dos fenómenos: uno esperado, el de Ricardo Arjona, y otro sorpresivo, el de Centella.
Animadores: Partieron con buena química, como un par de amigos traviesos. Hicieron un jugueteo entretenido para darse los dos piquitos, el de hoy y el que pasó colado ayer. El monstruo le gritó a coro “macabeo” al Rafa, quien lo tomó con humor. De Moras preciosa con el vestido de novia, con color de vestido de novia.
Obertura: Fatmagul le dio fiera pelea a Arjona. El show del guatemalteco siempre estuvo adelante, pero por cabeza, y en algún momento empataron. Pero entre que terminó Fatmagul y empezó Ezel, el guatemalteco se disparó. Parece que el rival fuerte de Viña es Fatmagul. Como es usual, el humor hizo temblar el people meter y arrasó con la competencia.
Ricardo Arjona: El “Serrat de los camioneros” hizo temblar a la Quinta con su show, con una puesta en escena espectacular y repertorio para tirar a la chuña, aunque eché de menos “Jesús verbo no sustantivo”, su mejor canción para mi gusto, ante un público más militante e incondicional que terrorista del Estado Islámico. El guatemalteco se ve joven para los 51 años que tiene, aunque su voz se notó por momentos temblorosa, desafinada y desgastada, en especial en las notas altas, las que rehuyó permanentemente. Musicalmente es un show de primer nivel mundial, con una banda virtuosa que se dio el lujo de hacer muchas variaciones, como la notable la versión en clave salsera de la clásica “Historias de Taxi”, incluyendo el duelo de virtuosos entre el violinista y la guapa intérprete del “cuatro” (guitarra pequeña). Me gustó la canción “Fuiste tú”, a dúo con su compatriota Gaby Moreno. Al final, delirio del público, los dos pájaros en la mano y un final apoteósico con su primer éxito “Mujeres”. Guste o no, Arjona es uno de los artistas más importantes de hispanoamérica en la actualidad. Su lírica no estará a la altura de Serrat, Silvio, Milanés, Drexler o Aznar, pero no cabe duda que algo tienen las palabras que usa que identifican al público, y eso lo hace valorable. Los detractores, parafraseando a Alfio Basile, que se vayan a llorar a la iglesia.
Centella: El tipo tiene 30 años de carrera, lo que se reflejó en el oficio del cual hizo gala. Partió pegándole a Dávalos y a Luksic, y con eso se ganó al monstruo. El magallánico se evidenció como un ameno y entretenido contador de historias, con una rutina con dosis precisas de picardía, pero sin llegar a la grosería. Salió del paso sin problemas de la complicación que suponía actuar después de Arjona. Centella se equivocó dos veces en la rutina, y supo capitalizar eso a su favor. Eso solamente lo hacen los capos. ¿Cómo demonios Ruddy Rey le ganó a Centella y a Edo Caroe en “Coliseo Romano”? Logró peak de sintonía en más de 40 puntos, doble gaviota y hasta los gritos de “mijito rico” de las fanáticas yihadistas de Arjona. Un triunfo completo para un artista que fue subestimado por muchos (me incluyo) y que demostró ser de verdad. Sinceramente, mucho mejor que Dinamita Show.
Competencias: En lo internacional, Colombia con una bachata al estilo Romeo Santos, bastante aceptable. La canción canadiense era pop agradable. Cantó tan bien que parecía que estuviera doblando. Finalmente, la canción de Argentina, interpretada por una rubia guapa, con rara pronunciación, mezcla de Katy Perry y Violetta. Parece que Bobby Kimball va a tener que aplicarse en su próxima presentación, porque tal como van las cosas está siendo superado por músicos con mucha menos trayectoria que él. En el folklore: Bolivia con una bonita canción; Chile que despunta como favorita con una bella canción estilo Inti Illimani; y finalmente Brasil con un tema que recordó los inicios del Axé. Mucho mejor el nivel de la competencia folklórica.
Reik: Salieron alrededor de las 2 AM, relativamente temprano para los estándares del evento. El trío mexicano hizo las delicias de sus fanáticos con su batería de canciones románticas que le significaron triunfar a lo grande y llevarse las dos gaviotas que les quedaron pendientes el 2010. No es menor triunfar picando cebolla finita en la madrugada de un día martes. Cumplieron con su cometido.