La actriz detalla su participación en la producción que debuta esté sábado en Canal 13, después de «Lugares Que Hablan», cómo fue llevar a cabo este nuevo rol, la importancia que tiene para ella. Además, detalla lo que fue su trabajo con el fallecido Alejandro Sieveking y por qué la gente no debería perderse esta nueva apuesta.
Alessandra, ¿cómo es Clara, tu personaje en «Helga y Flora»?
Clara es una mujer enigmática, misteriosa, sofisticada y elegante. Llegó a Kerren siendo una muchachita, por lo tanto conoce la historia y los secretos de ese pueblo. Además, es una gran tarotista. Es una especie de casandra, que reinterpreta el pasado para descodificar el presente y de alguna forma adelantarse e intuir el futuro. Lo que no sabe, lo ve en sus cartas y lo intuye desde su corazón. Es dueña y señora del Hotel Ñuble, literalmente su reino, donde manda indiscutidamente sin permitir siquiera la intromisión del todopoderoso Reymond. Y justamente en su hotel pasó la vida y la historia de Kerren… Desde ahí, desde su mundo íntimo y secreto que es su pieza, observa y decodifica, casi «invisible» detrás de las cortinas, todo lo que acontece.
Te caracterizas por hacer personajes distintivos, ¿en qué se diferencia Clara a tus roles anteriores?
Cada personaje es en realidad un mundo aparte, es una persona distinta con una historia distinta, con deseos y proyectos distintos. Por lo tanto, los personajes tienden a ser muy distintos. Sin lugar a dudas, Clara es un personaje especial porque es una persona muy especial. Lo que diferencia este personaje con cualquier otro que he interpretado anteriormente, es justamente su enigma, su misterio, las múltiples capas que tiene y que no se revelan nunca de forma muy declarada en la historia, se mantienen por debajo. Hacen que, en relación a la historia y el diálogo con el público, se mantengan en un constante subtexto y profundidad de sentido. Además, bueno, Clara para mí fue muy especial porque es un personaje que implicó un cambio de look de lo más drástico en toda mi trayectoria y que se realizó en tiempo récord. En ese sentido, un agradecimiento muy profundo al equipo de maquillaje, peluquería, a arte que creó esa habitación de Clara que es un mundo aparte de Kerren y que lograron entre todos darle cuerpo a una imagen, a una intuición que yo tenía en la cabeza. Por lo tanto, cuando llegué a la pampa y armamos entre todos este cuerpo, encontré a Clara y, de alguna forma, se materializó la imagen que yo tenía en la cabeza. Es especial porque, incluso dentro de la historia, Clara abarca dos épocas: el principio de Kerren, que es una memoria, un recuerdo que aparece en el presente a través de fotos y secretos. De alguna forma, también abarca el futuro, el que vendrá, los miedos de lo que se viene, porque es el personaje que más entrelaza ese pasado y presente de la historia.
Distintivo y diferente también porque fue, sin lugar a dudas, un personaje «soñado», porque se insertó en una historia tan bien escrita, en una producción de tan excelente calidad (y de extraordinarios desafíos también), en compañía de un equipo de talentos de verdad extraordinarios tanto delante como detrás de cámara. Y, además, por el desafío que implicó encarnar una época remota, en un territorio casi suspendido en el tiempo y en el espacio, y dar vida tan solo sugiriendo tanto al enigmático misterio del personaje, como a las distintas capas que lo componen, sin nunca develarlas por completo.
Por lo que nos enteramos, Clara sabe todos los secretos de los hombres en el pueblo. ¿Ella sabe algo acerca del robo del caballo favorito de don Raymond?
De que sabe, sabe, pero lamentablemente no puedo revelarles nada porque sería hacerle un flaco favor a nuestro público y sería un spoiler de todo el thriller y suspenso que está detrás de la historia del caballo y lo que se viene.
¿Cómo fue grabar en la pampa patagónica? ¿La conocías de antes?
Nosotros grabamos todo en un pueblo reconstruido por completo en el medio de la pampa, que quedaba a una hora y media de Punta Arenas. Fue una tremenda y extraordinaria aventura, y así mismo un enorme desafío para la producción, pero también para todo el equipo técnico y para el elenco. Algo bien privilegiado, si bien complejo y desafiante. Privilegiado porque estábamos en el lugar preciso y exacto para poder darle cuerpo a otra época, por un lado, y a todo el misterio y aislamiento propio de esta anécdota. Diría que fue una aventura y desafío muy extraordinario y privilegiado, que ayudó muchísimo a plasmar y vivir, vivenciar, sentir en el cuerpo las temperaturas, bajo todo punto de vista, la historia que estábamos relatando. Para mí no es la primera vez, al parecer tengo una relación muy cinematográfica con la Patagonia, porque yo ya había filmado antes otra película, también financiada por el CNTV, que fue “Patagonia de los sueños”. Pero fue distinta porque fue una filmación que se produjo en distintas locaciones de la Patagonia. «Helga y Flora», por el contrario, fue siempre en este pueblo reconstruido especialmente en el medio de la pampa para esta producción. Por lo tanto, si bien ambas producciones tuvieron el desafío de filmar en la Patagonia, son muy distintas. Creo que la Patagonia misma se transforma en otro gran y maravilloso personaje que suele robarse la película por su extraordinaria belleza.
Qué fue lo que más te gustó y lo más difícil de grabar en la Patagonia?
Lo que más me gustó, sin lugar a dudas, fue la extraordinaria belleza de la Patagonia, la que nos sorprendía a diario y en cada minuto con unos paisajes maravillosos y unos cambios climáticos que no dejaban de sorprendernos y de cambiar el contexto mismo en el cual estábamos insertos. Lo más difícil, para mí que sufro con el frío, fueron las temperaturas, pero al mismo tiempo fue una bendición, porque el clima y el viento fueron lo que, a su vez, moldearon no solo el aspecto sino que también las características propias de los personajes. Cómo cada intérprete vivía y se relacionaba con el protagonismo climático y de belleza de esa tierra patagónica. Por lo tanto, la dificultades fueron al final del día, grandes riquezas tanto en términos de la producción como en términos personales y colectivos en el dar cuerpo a esta historia. Y bueno, fue un tesoro que yo creo que quedó en el corazón de cada uno de nosotros y en la memoria del corazón de las imágenes que quedarán plasmadas dentro de cada uno de nosotros para siempre.
¿Cómo fue trabajar con Alejandro Sieveking y con tus compañeros de elenco?
Bueno, trabajar con Alejandro fue un lujo, así como fue trabajar con un elenco coral de talentos tan extraordinarios. Tan así que yo me quedaba a mirar todas las escenas de mis colegas, incluso cuando no me tocaba filmar y muchas veces quedé, literalmente, con piel de gallina con lo que pasaba. Con Alejandro fue además un gran reencuentro, porque he tenido la suerte de trabajar con él en varias oportunidades. Antes de «Helga y Flora» habíamos estado durante muchos meses y años en la producción teatral “Víctor sin Víctor Jara”, con la que habíamos ido de gira muchas veces, por lo que tuvimos mucho tiempo para compartir más allá de los ensayos. El hecho mismo, en el caso de «Helga y Flora», de estar tan lejos de Santiago, y no solo de compartir los tiempos de descanso en Punta Arenas, sino que también estar en el medio de la pampa, nos dejó, además de los tiempos de trabajo, mucho tiempo para compartir y escuchar a este gran maestro y enriquecerse de su talento, y de su humor y el tesoro que fue su vida. Un lujo, creo que nos seguirá desde los cielos con la Bélgica, me lo imagino brindando en el estreno y celebrando el estreno con un whisky y una gran carcajada.
¿Cuál es el potencial que tiene «Helga y Flora» y por qué el público debería verla?
El potencial de esta serie es enorme por muchas razones. Es una producción que tiene a dos grandes mujeres, dos grandes personajes y dos grandes personajes de protagonistas. Eso es totalmente contingente y atingente a los tiempos que estamos viviendo, donde se hace mucho más presente el protagonismo de las mujeres y la necesidad de incorporarlas en lugares determinantes en nuestra vida cotidiana. Relata, además, la historia de dos mujeres detectives en una época donde las mujeres no solían ocupar esos lugares que estaban destinados a los hombres, por lo tanto es la historia de dos mujeres precursoras. En ese sentido, es una serie que se inserta en lo que está pasando en el ámbito audiovisual, no solo en Chile sino que en todo el mundo, donde cada día disfrutamos de historias protagonizadas por mujeres y grandes actrices. Por otro lado, la otra gran característica de esta historia es que es coral, el elenco cuenta, de verdad, con extraordinarios talentos nacionales. Es, además, una producción a un nivel cinematográfico de primera, con un equipo no solo delante de cámaras sino que también detrás, extraordinaria. Quedé impactada con lo que logró hacer y concretar en condiciones muy difíciles en términos climáticos, de distancia. Así que de verdad, una invitación para que el público vea esta serie que es muy entretenida, con un nivel de suspenso y thriller que nos deja colgados. A eso se suma grandes interpretaciones, la belleza de la Patagonia, que como te decía es un personaje protagónico que también cuenta la historia y con una belleza técnica de primera. No me cabe duda, aunque no he visto nada, que es una joyita y que, por lo tanto, el público la va a disfrutar tanto y más de lo que disfrutamos nosotros haciéndola con mucha ilusión y entusiasmo.