Hace un par de semanas terminaron las grabaciones de la exitosa nocturna de Mega, donde pudimos ver el debut en televisión de Alejandra Araya, quien tuvo que interpretar uno de los personajes más complicados de la teleserie: Isabel Quiroga, el cual despertó sentimientos encontrados en los televidentes.
Sin lugar a dudas, Alejandra se convirtió en la actriz revelación tras su participación en «Perdona Nuestros Pecados», y en entrevista exclusiva a Fotech.cl, reveló lo que ha significado éste papel en su carrera y a nivel personal, su experiencia al realizar fuertes escenas como la de la violación a Isabel, y lo que sintió al terminar las grabaciones de la producción dirigida por Nicolás Alemparte y escrita por Pablo Illanes.
La teleserie estaba planeada para una temporada y terminaron siendo dos, ¿qué significa eso para ti, además que es la telerserie con la que debutas en televisión?
Estoy muy muy feliz de todo lo que ha significado «Perdona Nuestros Pecados». Yo lo resumo en dos palabras «aprendizaje» y «disfrute». Esta experiencia me dio la posibilidad de codearme con actores de gran experiencia, trayectoria, como lo son Álvaro (Rudolphy), la Paty Rivadeneira, para mí ha sido realmente maravilloso, porque encima es un proyecto que habla de nuestro Chile, que la gente lo ha seguido, que me tocó un personaje que ha tenido un viaje maravilloso, muy distinto a mí, en el que yo he podido trabajar, ahondar, con un carácter que es bien complejo porque es una cabeza enferma, entonces ha sido todo un aprendizaje y me siento muy agradecida de Mega por la posibilidad que me dio de trabajar en éste proyecto.
¿Cómo fue grabar esta segunda temporada?
Es una segunda temporada que se caracteriza porque se van a revelar todos los secretos, la gente cada vez más está entendiendo y empatizando con éste personaje que es uno de los más odiados, me llegaron mensajes desde que me deseaban la muerte hasta un rosario de garabatos impresionante. La gente ha entendido que su lugar es desde el de una mujer enferma, que siempre ha sido una víctima de su padre. Las escenas que tuve que grabar son fuertes, en general, el personaje de Isabel es uno súper intenso, profundo, lleno de traumas que fueron provocados por su padre, como ya vimos en el último capítulo, en donde ella le revela que ya recordó todo. Él le ha hecho mucho daño a Isabel y ella está enferma, tiene complejo de Electra (conjunto de sentimientos inconscientes, adquiridos por experiencias vividas en la infancia, que influyen sobre la personalidad, según la RAE), una mujer psicótica, sus complejos se han ido profundizando, es una mujer muy sola, entonces ha pasado por procesos súper complejos y yo he tenido que estudiar la cabeza de Isabel de la mano de dos psiquiatras, León Cohen y María Javiera Domasos. El primer me ha explicado todos los procesos psiquiátricos que ha tenido el personaje, analizamos siempre la vida de Isabel, enlazando los hitos de su vida. Y, la segunda, me permitió vivir lo que sucede en un hospital enfocado a patologías psiquiátricas.
¿Cuándo comenzaste a grabar, cuando te la ofrecieron, pensaste que iba a ser un personaje tan complicado y transcendental para la historia?
No, para nada. Cuando llegué mi entregaron una biografía del personaje y me dijeron que era una niña de 25, que estaba casada, que adoraba a su padre y tenía conflictos con su mamá y su hermana. Así parte la historia y de repente se empieza a desarrollar cada vez más, yo creo que se fueron tomando decisiones en el camino respecto al personaje de Isabel y de repente Isabel tenía muchos conflictos, muchas capas que mostrar. Yo estoy súper contenta del viaje que ha tenido el personaje. Partió siendo una mujer peleadora y terminó siendo una mujer psicótica, entonces hay un proceso largo y profundo.
Como decías, Isabel comenzó como una mujer peleadora, con un amor enfermizo hacia su padre, luego fue internada en un psiquiátrico y en ese lugar la violan, ¿cómo fue para ti todo esto? ¿Cómo fue para ti la escena?
Ahí entró en juego súper fuerte con la segunda psiquiatra que trabajé. Ella me permitió ir y sentir lo que es estar en un psiquiátrico, fue una experiencia muy sensible para mí, me sirvió muchísimo para abordar este período, hbaía que crear un personaje que estuviera de mente borrada, que la gente percibiera que no estaba en sus cabales, que estaba en otro lugar mental, era un trabajo mucho más detallista, sensible. María Javiera me explicaba cómo era la mirada, cómo abordarla, y yo también me pudo permear de casos que pude observar. Yo siento que fue un privilegio poder interpretar un personaje así. Creo que no somos consientes hoy en día de que esto existe, de que en este momento que yo te estoy hablando hay gente que está así en un hospital, que es un mundo mucho más pequeño que está en nuestro país, y tuve el privilegio de mostrar este mundo. Imagínate lo que es para una mujer estar en un psiquiátrico después de todo lo que le ha pasado, de ser una víctima de su padre, llegar a un lugar donde, entre comillas, te iban a ayudar y le termina sucediendo precisamente la violación… Es otro hito en la vida de Isabel, un trauma más, un sufrimiento más. Ella no tiene las herramientas emocionales para abordar algo así, es muy frágil, una mujer sola, sin contención. Fue muy fuerte de interpretar, la sensibilidad que requiere ese momento porque son imágenes brutales, sobre todo estamos en un proceso que en Chile estamos diciendo «Ni una menos», entonces se abordó desde un lugar sensible, la gente lo percibió así, tenían mucha rabia con el doctor, me escribían mensajes. Yo creo que desde el psiquiátrico en adelante, la gente empezó a empatizar mucho más con Isabel y entender que ella era una víctima de su propia historia. Con Jaime (Omeñaca, interpretó al doctor José Donoso), nos conocíamos, así que fue muy desde la confianza trabajar esto. El equipo que hay detrás de «Perdona Nuestros Pecados» es maravilloso, muy serio, muy trabajador, los directores que están a cargo so sequísimos, entonces se abordó desde una sensibilidad a pesar de la crudeza de las imágenes.
Ale, me imagino que interpretar a la Isabel y todas estas escenas tan fuertes implicaron un desgaste emocional, ¿cómo manejaste todo eso?
Sí, fue muy agotador. Cuando la Isabel que solo peleaba… Imagínate lo que es estar cuatro meses peleando todos los días, yo llegaba a mi cada y peleaba (risas). Después entramos en una época que ella lloraba mucho porque su esposo la quería dejar, no podían intimar, en su casa se sentía muy sola, después la violaron, y cuando empezó a salir todo eso yo andaba muy sensible y tuve que volver al mundo el baile porque ese lugar me desconecta, es solo cuerpo, fluir. Quería algo que me chasconeara porque estaba demasiado todo lo que estaba viviendo en el trabajo.
Ahora se está viviendo un momento clave en la teleserie luego de que Isabel revelara que Armando había violado a una niña, ¿qué se viene ahora?
No te puedo contar lo que se viene, lo único que te puedo decir es que esto es un hito en la relación de Armando e Isabel, yo creo que la gente estaba esperando este momento en que Isabel aceptara que su padre no es ese ser maravilloso que ella piensa y siente.
Ale, tu personaje genera sentimientos encontrados en los televidentes, a veces te aman, otras te odian. Además, has recibido muchos halagos por tu actuación, ¿qué le puedes decir al público?
Estoy agradecida, muy feliz de todo lo que ha significado este desafío. Le agradezco siempre al público todo el cariño, todo el apoyo… Ha tenido un viaje también la relación con el público, al principio me escribían unos mensajes horribles deseándome la muerte, que me odiaban profundamente. Ahora último me han agradecido el trabajo. Yo estoy muy feliz porque Isabel me ha permitido mostrar un personaje totalmente opuesto a mí, que ha significado una investigación, y estoy contenta que el púbico lo recepcione de buena manera. Solo darles las gracias infinitas por todo el apoyo y el cariño.
¿Cómo fue para ti terminar de grabar, dejar a Isabel?
Mucha emoción, porque se termina un proceso hermoso en el que estuvimos un año y nueve meses. Para mí es un hito en mi carrera y nunca olvidaré esta aventura llamada «Perdona Nuestros Pecados». Y menos a mi Isabel Quiroga