En una decisión que no sorprendió a los escépticos de la actual política programática de Canal 13, la clásica barra de telenovelas brasileñas posterior a Teletarde fue eliminada, programando en su lugar la producción dramática venezolana «Toda una Dama«. Se interrumpen así casi 30 años ininterrumpidos de teledramaturgia brasileña de sobremesa en la pantalla de la estación católica.
Por ahí pasaron hitos de la factoría Globo como Roque Santeiro, La reina de la chatarra, El rey del ganado, Torre de Babel, Tierra nuestra, Lazos de familia, El clon y Señora del destino, por nombrar sólo algunas. Historias fundamentales para entender la evolución de la industria telesérica más sólida, creativa y marcadora de tendencias del mundo.
Seamos justos: no todo lo mejor de Globo estuvo siempre en Canal 13. Toda la vida hubo problemas con la línea editorial. Como los fanáticos duros recordarán, en la primera mitad de los 90 la mayor parte de las «novelas das oito», con títulos tan importantes como El dueño del mundo, Renacer y La próxima víctima, no pasaron por Canal 13 sino por Mega, canal que las programó a la medianoche. Un horario que le hace más justicia a tramas que escapan de los clichés del viejo melodrama clásico mexicano-venezolano, dueño de las preferencias del público de la tarde.
Y entre los hits más recientes, Paraíso tropical, una brillante historia de ambigüedades morales que trató el tema de la prostitución en Brasil, claramente no pasó la prueba de la blancura de Canal 13, y tuvo un discreto y tijereteado paso por Chilevisión.
Es probable que historias así no cautiven masivamente en un horario dónde sólo consumen televisión dueñas de casa, jubilados, estudiantes y desempleados. La propia Globo ha ido ampliando sus propios límites en cuanto a lo que cabe en una teleserie, mientras que nuestro nunca bien ponderado Canal 13 se ha vuelto más rígido y conservador. Era de esperar que la historia terminara así. La Red tiene una oportunidad única para adueñarse de este nicho, que otorgaría valor a su pantalla y atraería un público muy diverso en un horario adecuado para la producción premium de Globo, como es el de las 21:00 horas.
Pero si eso no ocurre, no es el fin del mundo para quienes llevan años siguiendo las historias de Aguinaldo Silva, Gilberto Braga o Silvio de Abreu. Hoy es posible consumir toda la producción Globo -sí, toda- sin necesidad de pagar los exagerados $4.990 adicionales que cobra la principal empresa de cable nacional por Globo -aunque todo fanático sabe que es plata que vale la pena gastar-. Sólo hay que echarle un vistazo a este canal de YouTube, o a Globo Downloads. Todo Globo, en la comodidad de tu computador, y a la hora que quieras. Incluso, si quieres, puede ser en vivo. Con un tiempo de exposición, uno se da cuenta de lo similar que es el portugués al español, y hasta agradece no tener que soportar la estridencia y los sonsonetes del discutible doblaje mexicano.
El mayor golpe que le pueden dar sus ex-audiencias a un canal, es no necesitarlo. Las tradiciones son bonitas, pero muchas veces terminan perjudicando a su objeto. No sólo un canal diferente puede tratar mejor a las brasileñas: Internet nos ofrece posibilidades que hace 5 o 10 años ni soñábamos. Estoy seguro que Globo, como buena empresa de vanguardia que es -no como ciertos canales nacionales- sabrá hacer llegar sus productos a su público fiel repartido por el mundo de formas nuevas y mucho más efectivas.