Una grave acusación fue la que realizó la artista Paloma Amaya a través de su cuenta de Facebook en contra del actor que formó parte del elenco de la última teleserie vespertina de TVN, «Wena Profe». En la publicación asegura que sufrió constantes agresiones verbales y físicas.
«Esto pasó hace ya casi ocho año pero dejó tantas consecuencias psicológicas negativas en mí, que hasta el día de hoy sentía pánico de denunciarlo», comienza relatando la dramaturga. Acto seguido, explica que entre los años 2010 y 2011 participó como coescritora del proyecto Fondart «American Jesus», en conjunto con la actriz Tiare Pino y el director de televisión y cine Rodrigo Susarte.
«El proceso de escribir, postular y trabajar para el proyecto duró 6 meses aproximadamente y en ese período yo comencé una relación de pareja con uno de los actores de la obra, llamado Juan Pablo Miranda. Relación que al poco tiempo se volvió abusiva por parte de él que era muy celoso, controlador, manipulador, depresivo y machista», escribió Amaya.
Luego continúa relatando que a los dos meses de relación, Miranda «empezó a tener episodios de celos. Le caían mal todos mis amigos, no me dejaba juntarme con ellos, no podía tener amigos hombres en Facebook aunque ni si quiera vivieran fuera del país porque se ponía celoso. Controlaba mis llamadas de teléfono, mails, mensajes de Facebook y hasta ‘posteos'».
Seguido, señala que se convirtió en un noviazgo «tormentoso», que la trataba de «maraca por haber salido con uno de sus amigos (casi un año antes de conocerlo a él) rompía cosas de su departamento, me gritaba, me empujaba y me tironeaba para que lo escuchara seguir gritándome cuando yo quería escapar de su departamento».
A continuación, relata que tras salir a un bar por el cumpleaños de una amiga, al día siguiente el le preguntó si se «había agarrado a alguien en el carrete», cuestión que ella responde afirmativamente como broma. Tras esto, afirma que Juan Pablo le empezó a insultar. «Me alejé inmediatamente pidiéndole perdón, pero no me escuchó y se abalanzó sobre mí sujetándome del cuello, me dio tres fuertes cachetadas», expresó.
«Intenté huir y me tomó otra vez por el cuello y sin soltarme me tiró contra la cama mientras yo lloraba desesperada y gritaba por ayuda. Me soltó del cuello y me tapó la boca poniendo su otro puño a centímetros de mi nariz diciendo «¿querí que te de motivos para llorar?’, también me decía ‘ándate a escribir una obrita de esto’. Apenas me soltó yo salí corriendo, pero él me agarró de nuevo del cuello enterrándome sus uñas y me tiró contra la pared que daba a su baño amenazando con matarme. Me pegué en la cabeza. Tiritaba de terror», añadió.
«Le pedía perdón, le decía que lo amaba, le rogaba llorando que me soltara y que no me pegara más, le suplicaba. Le juré que no me iría de su casa. Lo hice porque tenía miedo de que me matara. (…) Me mantuvo secuestrada un noche entera», manifestó.
Cuando al día siguiente logró salir del departamento, Paloma cuenta que se acercó a Carabineros para denunciar lo sucedido, pero que «como solo tenía unos moretones en el cuello, los pacos de turno dijeron que ‘no servían para nada’. ‘Esa weá no es nada’ dijo uno de los Pacos. Me fui humillada y muy avergonzada, pensando yo tenía la culpa de todo».
Tras lo ocurrido, le comentó a Pino, Susarte y Francisca Babul Guixé, productora teatral, lo que Juan Pablo le había hecho, por lo que les pidió que lo separaran de la obra de Fondart, cuestión que no sucedio. Pero, según denuncia Paloma, la respuesta del director fue «que mi problema era personal y que no podía mezclar mi vida privada con la profesional», por lo que le envió un mail a todo el equipo, cuestión que enojó a las cuatro personas antes mencionadas.
Su acusación la acompaña con imágenes de archivo de mails que recibió de parte de Miranda y Suruarte.