La actriz nacional comentó las duras situaciones a las que ha tenido que enfrentarse en el contexto pandémico, considerando que ella es la única cuidadora con la que cuenta su marido, quien padece un avanzado Alzheimer.
Bajo este contexto, Paulina Urrutia conversó con el diario Las Últimas Noticias, revelando las dificultades que ha atravesado guardando cuarentena junto a Augusto Góngora: «No sé cómo explicarte qué significa para una persona con Alzheimer perder el contacto con otros seres humanos, no poder tomar una micro o el metro, recorrer un museo, ir al teatro. Ha sido absolutamente devastador para el Augusto, que no ha podido ver a sus hijos y nietos. La enfermedad ha avanzado como su hubieran pasado años».
«Ha sido terrible, he necesitado apoyo anímico que nunca antes pensé que iba a requerir. Ha sido devastador ver cómo la enfermedad avanza. El Augusto tiene ahora más de un 80% de deterioro funcional y requiere apoyo para todo. Necesita desde que le dé de comer hasta que lo acompañe al baño. Tiene que haber políticas públicas para que ayuden a las personas con Alzheimer con sus terapias kinesiológicas», agregó.
Por otro lado, la ex ministra de Cultura del gobierno de la presidenta Michelle Bachelet, comentó que camina diariamente dos horas junto a su marido por el condominio donde viven, con el fin de que mantenga la actividad física que perdió por la pandemia.
Sobre la misma, expresó: «Él es feliz cuando camina. Yo le digo ‘El Alcalde’, porque saluda a todas las personas, jajajá. Una vez por semana vamos a comprar al almacén del barrio, donde tiene menos riesgo de contagio. Pero como no comprende nada de lo que está pasando, cuando le pongo la mascarilla se enoja y le da una pataleta. Me dice ‘yo no quiero nada con usted, señora’. Tú no sabes la angustia y el dolor que me provoca eso. A veces me dice ‘quiero ver a mis amigos y tomarme un café con ellos, quiero irme a mi casa’. Es muy terrible verlo angustiado. Él es una persona tan emblemática, que jugó un papel tan importante en recordar los episodios más oscuros de la dictadura, para no volver a repetirlos. Es importante que sus últimos años los pueda vivir con dignidad».
Pero estos episodios no habrían ocurrido antes de la cuarentena, según dijo Urrutia: «No. Aparte del deterioro funcional, con la cuarentena, el Augusto pasó a vivir cuadros de demencia, con no comprensión de la realidad. Esto empezó a manifestarse a los 62 y llevamos así seis años. Para mí ha sido aprender a recordar que se acerca la muerte, que es un momento maravilloso para descubrir cómo hemos vivido».
Finalmente, la destacada intérprete destacó la importancia de mantener su trabajo en estas circunstancias: «Para los que trabajamos en el sector de las artes, culturas y patrimonio ha sido devastador este período, porque no nos vemos reflejados en las políticas públicas. En lo personal, como en el día estoy absolutamente dedicada al Augusto, trato de multiplicar las horas en la noche para poder funcionar y al mismo tiempo descansar y dormir. Me he visto muy demandada y exigida, pero al mismo tiempo me da mucha alegría poder amar, proteger y cuidar al Augusto. Es la persona que más amo».