Si la nueva administración persevera en el camino señalado por el late show del comentarista deportivo, se vienen muy buenos tiempos para Canal 13.
Estas últimas semanas la competencia televisiva a la medianoche se ha puesto muy interesante. Canal 13 y TVN nos regalaron dos atractivas apuesta en formatos late show. El postergado “A/Z”, conducido por Ignacio Franzani, y “A tu día le falta Aldo”, con el comentarista deportivo Aldo Rómulo Schiapaccasse. Aparte de ofrecer una alternativa para los que queremos algo más que ver morbo, delincuencia, sexo y humor de cabaret, se han evidenciado como dignos exponentes del genero del Late Show, de escaso éxito a la fecha en la TV abierta, pero con gran repercusión en el cable (“Sin Dios Ni Late”, “Cadena Nacional”, “Lado C”).
En particular, el programa de Canal 13 ha sido un oasis de televisión entretenida y de calidad. De partida, no pudieron haber escogido a alguien mejor para hacerse cargo de este buque. Aldo Rómulo está mandado a hacer para este tipo de programas. Un tipo sumamente simpático, agradable, sin temor al ridículo, que sabe reírse de sí mismo, que ha transformado su anti-televisivo aspecto en un punto a favor y que, en especial, se ha transformado en un maestro de la ironía inteligente. Las conversaciones con él se hacen muy agradables. Con él, los entrevistados se lucen y hasta en algunos casos (Francisco Vidal, Francisca García Huidobro, Hermógenes Pérez de Arce, Patricia Maldonado, Pamela Díaz, la doctora Cordero) se ven hasta encantadores.
Los panelistas estables han sido un acierto. Daniel Alcaíno partió algo débil, pero con el correr de los programas ha ido mostrando al genial actor que nos deleitado por años con personajes como “Peter Veneno” y “Yerko Puchento”. Aparte de darle con todo al inefable Vasco Moulián (lo que provocó la notoria “pica” del autoproclamado “gurú del rating”), ha realizado performances notables, como la de un Bernardo O’higgins con elementos de Pinochet y Michael Jackson y la parodia al ministro Lawrence Golborne. Sin embargo, si hay algo que se le agradece a este programa es que (¡por fin!) se les haya dado la posibilidad de mostrarse en la televisión abierta a la dupla más sólida de Canal 13: Marcelo Comparini y Federico Sánchez, los hombres de “City Tour”, la gran joya del 13C. Hasta ahora han sido un gran aporte, el complemente perfecto para los deschavetados invitados de los martes. Sin embargo, me da la sensación de que ambos, y en particular Federico Sánchez, están siendo sub-aprovechados. Federico es un personaje simpático y que no tiene problemas en prestarse al juego, pero a la vez es súper interesante y profundo como personaje, y de repente da lata que le pregunten tanta tontera o lo sometan a “vejámenes” como lo hizo la Fran.
Los invitados en general han sido muy bien escogidos y han dado origen a momentos memorables, de ésos que quedarán inmortalizados en Youtube. Especialmente pródigos al respecto han sido los programas de los martes, a los que bien podríamos denominar “los días del peinado a la muñeca” por los altos niveles de delirio alcanzados. Aparte de la locura de la dupla de City Tour, hemos tenido en esos días a: Delfina Guzmán y su plantita de marihuana; Hermógenes Pérez de Arce con el abortado plan de rescate a Pinochet en Londres y la isla Friendship; Francisca García-Huidobro y su muy bien logrado papel de conductora sádica; la doctora Cordero y el brutal palanqueo que entre ella, Comparini, Sánchez y Aldo le hicieron al pobre “Profeta de Peñalolén”; etc.
A pesar de que aún no se ha instalado la nueva administración de Canal 13, “A tu día le falta Aldo” asoma como el primer programa de la “era Luksic”. Se han mostrado cosas que hasta hace poco eran impensables en el futuro canal 33% católico (la plantita de Delfina, el apoyo explícito al matrimonio entre gays por parte de la Fran, algunas ironías de Alcaíno, etc). Si la nueva administración persevera en el camino señalado por el late show del comentarista deportivo, se vienen muy buenos tiempos para Canal 13.
Algunas notas sobre A/Z: Franzani es un súper buen elemento, que ha sido sometido a un injusto “bullying” por parte de cierta gente del medio. Es informado y tiene personalidad, aunque a veces peca de hiperventilado y usa un lenguaje florido que recuerda demasiado a Leonardo Panetta (el insoportable notero argentino de la época de Marcelo Salas en River Plate). Natalia Valdebenito y Fernando Larraín son muy buenos cada uno en su estilo, aunque llegan a saturar un poco la obsesión por el sexo de la ex Club de la Comedia y la excesiva excentricidad del hermano de Nicolás. Han acertado en general con los invitados. Notable el contrapunto de Verónica Villarroel con Américo. Se agradece que se les haya dado pantalla y escenario a músicos de gran calidad y escasa repercusión mediática, como Jorge Drexler y Rubén Albarrán. Deben evitar, eso si, caer en desatinos innecesarios y de pésimo gusto, como someter sin previo aviso a Verónica Villarroel a un jueguito de doble sentido o regalarle una pareja de “indios pícaros” a Jorge Drexler.