Este jueves tendremos en Chile el estreno de lo último de Pixar, Buscando a Dory, la esperada secuela de la exitosa Buscando a Nemo que, hace más de una década, cautivó al mundo con una historia sólida y enternecedora que la hizo merecedora del Oscar a Mejor Película Animada. Como existe una alta posibilidad que Buscando a Dory se convierta en la decimosexta ganadora del premio, siendo así además la primera vez en que la original y su secuela se anoten este Oscar, decidimos hacer un listado de las quince ganadoras a la fecha, desde que el premio fue instaurado en el 2001, ordenándolas desde la menos buena a la mejor.
#15 – VALIENTE
(PIXAR – MARK ANDREWS & BRENDA CHAPMAN, 2012)
Una princesa diestra con el arco -Mérida- decide romper con la tradición de su clan y no escoger prometido cuando le corresponde, desafiando a la autoridad familiar. ¿Qué puede salir mal de un argumento así? Pues que para evitarlo, ayudada por una bruja y un pastel mágico, transforma a su madre en un ogro verde, pudiendo volver a su forma original solamente a través de un beso del verdadero amor. ¿O no era así?
Valiente es la película más débil en ganar alguna vez este Oscar. Como respuesta femenina a la relación padre-hijo de Buscando a Nemo, pierde potencial al transformar lo que pudo ser un problema de género, en un problema generacional (el padre no está ni ahí con imponerle novio a la hija); por otro lado, salvo un par de personajes, todo el resto son sumamente estúpidos, algo en lo que Pixar cae constantemente cuando tiene que retratar humanos; y finalmente, una parte su argumento bebe mucho de otra -muy superior- película que figura en este ranking: Shrek. El final es groseramente similar.
Sin embargo, lo peor de Valiente es que le robó el Oscar a toda su competencia ese año. Las otras cuatro nominadas (Frankenweenie, ParaNorman, ¡Piratas! Una loca aventura y, sobre todo, Ralph el Demoledor) eran mucho mejores que la cinta ganadora. Insólito.
#14 – HAPPY FEET: EL PINGÜINO
(WARNER BROS. – GEORGE MILLER, 2006)
Cuando comencé a ver esta película y los padres del pingüino protagónico -Mumble- se conocen en medio de un mix de reconocible música popular, creí estar viendo lo que sería una maravilla del cine animado. Luego nace el protagonista, un pobre pingüino que, a diferencia de todo su clan, no puede cantar; y por eso es discriminado, porque su verdadero talento es bailar, algo que no es bien visto por la casta sacerdotal que vigila el buen vivir del grupo. Hasta su padre le da la espalda y Mumble termina finalmente yéndose de su manada.
La película inclusive mejora una vez que se constata la presencia del hombre como una amenaza para el ecosistema antártico y cómo por ello está en riesgo la vida de uno de los amigos que Mumble ha ido haciendo durante sus desventuras. El problema es que entonces viene la resolución del conflicto y vemos cómo toda la película se viene abajo tras un giro estúpido e infantil. Un gran ejemplo de cómo un mal final destruye una película decente.
Uno puede entender que Happy Feet: El Pingüino está concebida como una película familiar. Pero es muy distinto simplificar la explicación de un problema que estupidizar en el intento. Sobre todo frustra viniendo de la mente tras la saga Mad Max, porque se nota ahí que George Miller sabe que el ecosistema no se salva bailando.
#13 – RANGO
(NICKELODEON MOVIES – GORE VERBINSKI, 2011)
En el Desierto de Mojave, al suroeste de los Estados Unidos, se ubica el pueblo llamado «Tierra» (Dirt), donde conviven diversos animalitos desérticos en un escenario que nos recuerda a las viejas películas western. Por error y supervivencia, un camaleón actor que está en busca de su propia identidad -Rango- terminará arribando al pueblo y convertido en su sheriff. Hasta que se descubra que todo es una mentira y tenga que enfrentarse realmente con los villanos y consigo mismo.
Siguiendo la temática de las películas con discurso medioambiental, en Rango el problema principal es la escasez de agua en un territorio desértico como en el que se ubica el pueblo en cuestión. El conflicto es que el agua está, pero alguien se la está robando. A diferencia de la película anterior, sin embargo, Rango es sumamente honesta e inteligente en acercar el problema político de la falta de agua a su público objetivo.
Además, con una animación increíblemente realista y una fotografía realizada nada menos que por Roger Deakins, la cinta es un espectáculo visual que no dejará a nadie indiferente. ¿Cuál es el problema entonces con Rango? Es árida como el desierto. No hay ningún personaje que destaque por su carisma o inteligencia, y para ser una película del realizador de las Piratas del Caribe, es terriblemente aburrida. Hasta que deja de serlo, para un último acto realmente inspirado, pero que llega demasiado tarde a salvar el tiempo invertido.
#12 – FROZEN: UNA AVENTURA CONGELADA
(WALT DISNEY PICTURES – CHRIS BUCK & JENNIFER LEE, 2013)
Dos princesas, Elsa y Anna, crecen separadas en el mismo castillo luego de que siendo niñas la primera lastimara a su hermana menor por no poder controlar sus fríos poderes mágicos. Pasan los años y Elsa crece para convertirse en la reina de la nación, mientras Anna en su inocencia se compromete con un príncipe que no tiene muy buenas intenciones; esto último lleva a un enfrentamiento entre ambas hermanas, que culmina con los poderes de Elsa sumiendo al reino en un eterno invierno y a ella autoexiliada a un palacio de cristal en las montañas. Anna intentará buscarla para convencerla de su regreso y romper así el encantamiento que pesa sobre su país.
Frozen: Una Aventura Congelada es sin duda la película más Disney que ha ganado este Oscar y, aún así, consigue empujar los límites de su propio género para un final satisfactorio. Acompañada de una animación bien lograda, su gran mérito fue haber triunfado en la entrega de la Academia sin haberle robado realmente el premio a nadie. Solamente era un año fácil.
Por el otro lado, todo el resto de la cinta, entiéndase personajes (sobre todo qué onda ese muñeco de nieve parlanchín) y piezas musicales, transforman a Frozen en, sin duda, la película más apestosa que haya ganado el Oscar a Mejor Animada, destacando por sobre todo aquella cancioncita desagradable que prefiero no mencionar pero todos sabemos cuál es. Por esto fue la única que no me repetí con propósito de realizar este ranking. De todas formas, y habla bien de ella, no pude ponerla en un peor lugar porque realmente no es mala y se agradece el coraje.
#11 – WALLACE & GROMIT: LA BATALLA DE LOS VEGETALES
(AARDMAN ANIMATIONS & DREAMWORKS ANIMATION – NICK PARK & STEVE BOX, 2005)
En Tottington Hall está pronto a realizarse la Competencia Anual del Vegetal Más Grande (o algo así), pero los pueblerinos no dejan de tener problemas con la plaga de conejos que azota la zona. Para eso están Wallace y su perro Gromit con su servicio Anti-Pesto, que por medio de intricadas invenciones se encargan de mantener a salvo las plantaciones de los acongojados residentes. Hasta que un experimento que buscaba detener la plaga sale mal y el pueblo se ve enfrentado al Conejo-Lobo, una bestia con un apetito insaciable.
Wallace & Gromit son personajes concebidos por Nick Park como cortos animados y serie cómica para la televisión por allá por 1989, cuando debutó el primer corto (nominado a la categoría Mejor Corto Animado del Oscar), y hasta la fecha son la única película creada con técnica stop-motion en ganar este el premio que nos convoca, así como una de las pocas no estadounidenses en conseguirlo.
Sin embargo, debe ser la película más irrelevante en obtener este galardón de la Academia. Hasta ahora tenemos temas medioambientales y de género en el ranking, y en las películas que vienen hay también otros grandes temas, como la familia, la diferencia, y la mente humana, pero Wallace & Gromit: La Batalla de los Vegetales, no trata realmente sobre nada muy profundo, independiente de su impecable realización y lo adorable que resulta el personaje de Gromit, que tiene una y otra vez que hacerse cargo de los desastres de su amo Wallace. Pero bueno, a veces basta con la simpatía.
#10 – LOS INCREÍBLES
(PIXAR – BRAD BIRD, 2004)
Los superhéroes son aclamados por la gente, pero la opinión cambia una vez que el daño colateral empieza a ser más grande y el gobierno los obliga a cambiar su domicilio y esconderse en la multitud como personas comunes y corrientes. Bob (Señor Increíble) y Helen (Chica Elástica) se han refugiado en la familia -tienen tres hijos ya- y en el aburrido trabajo de él, desde donde sigue intentando hacer el bien. Motivado por el tedio, Bob acepta la oferta de un anónimo para volver a ser el antiguo superhéroe que fue, sin sospechar que todo no es sino un plan de un viejo conocido para borrarlo del mapa. Ante la adversidad es su familia la que deberá rescatarlo.
Con esta película yo sé que me van a odiar, porque soy consciente de la gran cantidad de fanáticos que tienen Los Increíbles. Pero lo que pareció fresco en el 2004 es, a día de hoy, una película más en un universo fílmico poblado de cintas de superhéroes. Y yo, lamentablemente, nunca había visto Los Increíbles hasta ahora. Entonces, la verdad, no me pareció nada del otro mundo ni me sorprendí con muchos aspectos. Los poderes y papeles dentro de la familia son demasiado obvios y, en general, salvo Edna Moda, los personajes no presentan nada nuevo.
¿Quiere decir esto que la película sea fome o mala? Para nada, porque Brad Bird en la dirección se encarga de que esto no sea así y tenemos una cinta entretenida donde todos destacan y cada acto es mejor que el anterior. Pero para cuando termina, no pude sacudirme la sensación de que era otra película de superhéroes sin nada distintivo salvo ser animada. Me quedo esperando Los Increíbles 2 para el 2019, confiado de que ahora sí habrá cosas nuevas, porque seguro Pixar se hará cargo del escenario actual del sub-género correspondiente.
#9 – RATATOUILLE
(PIXAR – BRAD BIRD, 2007)
Remy es un ratón dotado de una especial habilidad ofalto-gustativa que le permite imaginar y mezclar sabores como el difunto Auguste Gusteau, el mejor chef del mundo, a quien admira profundamente. Sin embargo, en vez de poder desarrollar su sueño de ser chef, su familia lo obliga a identificar el veneno en las comidas. Por un accidente, el ratón Remy terminará separado de su manada y conocerá a Alfredo Lingüini, un torpe humano ayudante de cocina a quien usará para transformarse en digno sucesor de Gusteau.
Brad Bird por partida doble, Ratatouille parte de una premisa sumamente fantástica y se mete de lleno en terrenos complicados como hacerte sentir cariño por un animal comúnmente repudiado o retratar seres humanos como personajes importantes dentro de la cinta, algo con lo que Pixar siempre ha tenido problemas, y sale sorpresivamente airosa.
Y aunque Ratatouille no es una película con grandes aspiraciones temáticas, esa es acaso su principal fortaleza, su sencillo mensaje de que «todos podemos lograr grandes cosas» queda casi instalado con tanta fuerza como el de que todos tenemos corazón, a partir de un momento de magia pura que ocurre casi al final de la producción. ¿Cuántas películas se hacen al año sin un sólo momento así? Miles. Ratatouille tiene al menos uno y con eso basta.
#8 – GRANDES HÉROES
(WALT DISNEY PICTURES – DON HALL & CHRIS WILLIAMS, 2014)
Hiro es un niño japonés que pasa sus días metido en peleas robóticas ilegales que le reportan ingresos y problemas. Su hermano mayor Tadashi, en cambio, se emplea en el centro de robótica de una universidad dirigido por un importante profesor. Cuando Hiro conoce el lugar, decide impresionar al profesor en una feria científica para que le permita entrar a la universidad y trabajar con Tadashi y sus amigos. Pero en la feria ocurre un accidente que termina con la vida de su hermano y del profesor mas, ayudado por Baymax, un robot enfermero creado por su hermano, Hiro saldrá del luto e investigará el misterio detrás del accidente.
Grandes Héroes puede ser fácilmente tomada en cuenta por lo que es: otra película animada de superhéroes. ¿Cuál es la novedad acá? Los amigos de Hiro, originalmente los amigos de su hermano, son un grupo inclusivo de dos mujeres, una asiática y una latina, y dos hombres, uno negro y uno caucásico, todos genios de la tecnología; sumados a Hiro, tenemos una gama de personajes totalmente inédita para el estándar hollywoodense. Pero además está Baymax, el robot enfermero que no es solamente un personaje muy bien logrado, sino además un pacifista que aparte de defender a Hiro, lo hace crecer.
Como decía, es fácil descartar a Grandes Héroes por ser otra película de superhéroes, pero es mucho más. Es una película que se sacude de la oscuridad del mundo para mostrarnos un mejor futuro, en el que la tecnología no se nos vuelva en nuestra contra, donde todos cabemos como iguales y donde la justicia se impone sobre la violencia. No sé si un mundo así sea realmente posible, pero Grandes Héroes se atreve a creer y con ello trae la esperanza.
#7 – UP: UNA AVENTURA DE ALTURA
(PIXAR – PETE DOCTER, 2009)
Carl es un niño que conoce a una niña -Ellie- que comparte su mismo espíritu aventurero y deseos de vivir en las Cataratas del Paraíso, en Venezuela (basadas en el Salto del Ángel). Carl se hace amigo de Ellie. Ambos crecen. Se casan. No pueden tener hijos. Envejecen. Son felices. Nunca llegan a vivir en las cataratas pero tienen una vida llena de aventuras. Y luego Ellie muere. ¿Qué? Espera, ¿cómo? No, cómo se va a morir Ellie. Qué onda, qué les pasa.
Lo que viene después es mucho menos importante en realidad, porque Up es una trampa emocional que te destroza en menos de diez minutos si te pilla desprevenido. Y en repeticiones sigue siendo igual de tramposa. En la actualidad Carl, ahora un viejo mañoso que se niega a vender su casa a una constructora como de esas que circulan por Chile buscando comprarle propiedades a viejos mañosos, decide cumplir el sueño que tenía con Ellie y pone a volar su casa con coloridos globos inflados con helio, rumbo a las Cataratas del Paraíso, acompañado de un insistente niño scout que eventualmente le recuperará su humanidad y ganas de vivir.
Una de las películas más divisivas de Pixar, Up tiene sus incondicionales fanáticos, pero también un número de detractores que la acusan de ser una historia tonta donde nada tiene mucho sentido de realidad y hay una jauría de perros villanos que hablan. Y es cierto, si uno se detiene en los problemas de Up, puede encontrar varios, sin embargo es una de las películas con más corazón de entre todas las de este listado, seguramente porque nunca nos permite olvidar cómo nos enamoró esa secuencia inicial, manteniendo a esos niños Carl y Ellie muy presentes en nuestra memoria, aunque ya no existan. Acaso no se necesita mucho más.
#6 – SHREK
(DREAMWORKS ANIMATION – ANDREW ADAMSON & VICKY JENSON, 2001)
Shrek es un ogro verde que vive aislado del mundo en un pantano hasta que un día despierta para encontrarse rodeado de personajes de cuentos de hadas, perseguidos por Lord Farquat -el villano de turno. Decidido a recuperar su soledad y acompañado de un burro parlanchín, el inusual héroe se compromete a rescatarle una princesa al mentado lord sin saber que el viaje terminará con su soledad para siempre.
La primera ganadora del Oscar a Mejor Película Animada tuvo tal éxito que dio origen a una franquicia con tres secuelas y un spin-off, entre otros muchos productos audiovisuales, que de algún modo fueron haciendo olvidar el impecable trabajo que hay en Shrek, para descartarla como una película para ver antes de las noticias (a ti te miro, Canal 13). Pero en acaso la única película más adulta que ha obtenido este Oscar, hay una visión y una ambición que no es tan común a la hora de tomar decenas de elementos y personajes clásicos de los cuentos de hadas y de las películas en general, para darlos vuelta o transformarlos en otra cosa de una forma plástica tan natural y fluida que, cuando en Shrek 2 hicieron prácticamente lo mismo, ya no se sintió de la misma forma.
Shrek es una parodia, sí, pero es también una cinta sobre el amor propio y el derecho a la diferencia; sobre el amor, la amistad y plantarle tu mejor cara (o tu cara más horrible) a un mundo hostil. Y considerando que es el único Oscar de Dreamworks Animation a la fecha -quienes luego han visto una y otra vez a Pixar llevarse el triunfo- la transforma en una película todavía más especial.
#5 – BUSCANDO A NEMO
(PIXAR – ANDREW STANTON, 2003)
Marlin es el sobreprotector padre de Nemo, un pez payaso de alegre color naranjo con una aleta malformada. Por esto y porque bajo el mar la vida es peligrosa, no deja que Nemo conozca el mundo junto a sus compañeros de escuela y, en medio de una discusión respecto al tema, el pequeño es capturado por un hombre buzo y llevado a una pecera en una consulta dental. Marlin, carcomido por la culpa, cruzará todo el océano y enfrentará sus peligros y sus temores internos para poder recuperar a su hijo, con la ayuda de diversos personajes y de Dory, una pez con problemas de memoria que será su principal amiga en el viaje.
Buscando a Nemo es prácticamente perfecta. Su argumento es sencillo, pero reviste una profundidad que, como la del océano, pareciera no estar ahí. Pero está. Y aparte de ello, el desarrollo de la historia fluye con tanta naturalidad como la corriente australiana de las tortugas, y cada escena de acción y de emoción está dirigida con tanta precisión y maestría que ha llevado a muchos a considerar que Buscando a Nemo es el peak que alcanzó Pixar en su momento y todavía hasta el día de hoy.
Y aunque es difícil encontrar argumentos para decir que otra de las restantes pudiese ser mejor que Buscando a Nemo, hay que hacer el intento tanto por el coraje, la ambición o el legado de las que aún nos quedan por revisar. No obstante a la espera de Buscando a Dory, y considerando que es el mismo equipo detrás, sólo podemos esperar grandes cosas de los dirigidos por el genio Andrew Stanton.
#4 – EL VIAJE DE CHIHIRO
(STUDIO GHIBLI – HAYAO MIYAZAKI, 2001)
Viéndolo en retrospectiva, tras estos quince años, es realmente fantástico que esta cinta de animación japonesa haya ganado el Oscar en la segunda entrega del premio. Nunca después una película no hablada en inglés estuvo cerca de obtener el galardón (acaso el 2005, con otra película de Miyazaki, fue lo más cercano a ello). Pero eso no es lo único. Nunca antes y nunca después una película ha ganado el Oscar a Mejor Animada con esta densidad, con estas capas y capas de subtexto que de forma exquisita envuelven toda la película.
Pese a ello, El Viaje de Chihiro no es una película difícil de ver, sino al contrario. Con el colorido, la variedad de personajes y lo inventivo del diseño, que mezcla los elementos más clásicos de Japón con una tradición de imaginario fantástico que escapa inclusive a sus fronteras; no cuesta mucho dejarse llevar por este mundo hermoso y desconocido. Pero al mismo tiempo es la historia lo que nos mantiene en vilo y atentos toda la película, porque Chihiro es una niña apenas saliendo de la infancia, que es testigo sufriente de cómo sus padres son transformados en cerdos por una hechicera y, ayudada apenas por un puñado de personajes cuyas intenciones reales desconoce, deberá enfrentar sola las exigencias del mundo adulto, en su propio tránsito acelerado de la niñez a la madurez..
Quizás el único problema con El Viaje de Chihiro realmente lo tenemos nosotros: nos cuesta acercarnos a la comprensión de una pieza como esta, desde nuestra latitud occidental-sudaca (y sorprende que el occidente-gringo, acostumbrado a mirarse el ombligo, se haya rendido ante el retirado maestro Miyazaki). No somos japoneses, pero con esta película nos gustaría serlo aunque fuese por sus dos horas de duración.
#3 – WALL-E
(PIXAR – ANDREW STANTON, 2008)
En el futuro, la Tierra ha sido contaminada por el hombre hasta tal punto que la vida en ella se ha vuelto imposible. La humanidad, a bordo de un ingente crucero espacial, ha abandonado el planeta a un equipo de robots de limpieza que, año tras año y siglo tras siglo, se han avocado a la noble tarea de restaurar el desolado planeta. WALL-E, el robot protagonista, pasa día tras día de limpieza recogiendo pequeños vestigios de lo que alguna vez fue una floreciente civilización, hasta que es interrumpido por la llegada de otro robot mucho más avanzado, EVE, con otra misión: encontrar pruebas de que la vida en la Tierra ha recomenzado, para avisar a la humanidad que ya es posible regresar. WALL-E caerá profundamente enamorado de EVE, dando lugar a quizás una de las relaciones de amor más tiernas e improbables de lo que va del siglo.
El segundo Oscar en la categoría para Andrew Stanton es, acaso, la película más atrevida y mágica de Pixar: los protagonistas y la mayoría de los personajes son robots que aparte de ruiditos y algunas palabras básicas, no hablan. En el primer acto de la película casi no hay diálogos, sólo imágenes y sonido que componen una historia hermosa y original. Es sólo cuando los personajes llegan al crucero espacial a buscar a la humanidad perdida cuando aparecen algunos personajes humanos y robóticos que sí interactúan dialogando.
Seré honesto: WALL-E podría estar con toda facilidad en el número 1 de este ranking, porque es perfecta; inclusive, nuevamente con Pixar, los personajes humanos son un poco idióticos, pero es una decisión que está justificada por el argumento y es parte importante del contexto que Stanton dibuja. No obstante, esta película siempre me ha dejado con una pregunta reflexiva que me inquieta: considerando que la guerra, el hambre y la desigualdad parecen no tener lugar en el crucero espacial, ¿hasta qué punto es esencial retornar al lugar donde todas esas condiciones se originaron? Quizás WALL-E es de esas cintas donde lo que se omite es lo más intrigante y peligroso.
#2 – INTENSA-MENTE
(PIXAR – PETE DOCTER, 2015)
Si Pixar ha tenido problemas siempre con su representación de las personas, la que bien podría ser su mejor película a la fecha, se basa precisamente en una hermosa metáfora sobre las emociones que componen la naturaleza humana y en cómo estas se manifiestan en el transitar de la vida. Ninguna película en este ranking toma un tema tan complejo como el funcionamiento de la neuropsicología humana y lo transforma en una película de aventuras con tanta sencillez, espontaneidad, lucidez y emotividad que pareciera no tener mérito, pero realmente sólo puede ser una obra maestra en el trabajo de un genio.
Pete Docter se inspiró para escribir y dirigir esta película, que le valió también su segundo Oscar en la categoría, en los cambios de ánimo por los que veía pasar a su pequeña hija durante la infancia. Y se asesoró con especialistas para poder llevar a la pantalla la película con más potencial pedagógico de toda esta lista.
La historia en concreto sigue la vida de una perfectamente feliz niña de once años -Riley- y la tormenta emocional que se le vendrá encima una vez que sus padres decidan cambiar de ciudad. Dentro de su cerebro, cinco emociones: Alegría, Tristeza, Miedo, Ira y Asco son las encargadas del desarrollo de la niña, y nos aventurarán en apartados rincones de la mente humana una vez que la tormenta se desate y, por accidente, Tristeza y Alegría terminen fuera del «centro de mando» cerebral, perdidas en las grietas del órgano principal. Lo que encontrarán, perderán y aprenderán allí no sólo las cambiará a ellas y a Riley, sino inclusive puede que a nosotros.
#1 – TOY STORY 3
(PIXAR – LEE UNKRICH, 2010)
Confieso mi verdad: estoy haciendo trampa. De alguna forma se pueden esgrimir argumentos para que cualquiera de las cuatro películas anteriores estén en esta posición. Y lo digo porque Toy Story 3 no es perfecta, sino que tiene en su argumento un par de fallas que, en repeticiones, no lucen muy bien. Pero sí estoy apelando al consenso y al legado para darle la primera posición en este ranking a la tercera parte de la historia que, de una forma u otra, fue definitiva para la creación de esta categoría del Oscar.
No recuerdo con claridad cuándo vi las primeras dos partes de Toy Story. Seguramente no fue en 1995 ni en 1999, porque en una época pre-internet y sin la costumbre ni los recursos para ir frecuentemente al cine, estaba fuera de mi contexto y posibilidades hacerlo. Pero quizás en algún momento empezando el nuevo milenio sí me fue posible verlas y maravillarme ante un espectáculo deslumbrante. Luego vendrían los juguetes y los videojuegos, que profundizarían el cariño por una saga que -para quienes tuvimos la fortuna de ser niños por esos años- creció con uno.
Por eso, cuando se habló de una Toy Story 3, las expectativas eran altísimas. Habíamos crecido, habíamos cambiado, acaso ya habíamos dejado de jugar. Me repetí las viejas los días antes del estreno de la tercera parte -para entonces ya las tenía en DVD, y la magia seguía ahí, intacta; e inclusive eran mejores que antes, a la luz de las nuevas perspectivas de la adultez. Cuando se estrenó y la fui a ver, éramos una sala con puros adultos viendo una película animada usualmente considerada infantil, y no volvimos a ser niños con ella, pero lo fuimos un instante; habíamos crecido, pero la historia también había crecido con nosotros. Toy Story 3 se hace cargo del paso del tiempo como pocas historias en su tercera parte llegan a hacer, tocando las notas más diversas en lo que es fácilmente una montaña rusa de emociones. Yo no lloré, pero me atrevería a decir que la mayoría de la sala estaba secando sus lágrimas para cuando comenzaron los créditos.
La historia de Woody, Buzz y sus amigos no tuvo una tercera parte perfecta, pero daba lo mismo, la emoción estaba intacta y, en algún sentido, el ciclo se había completado. Nuestra generación creció, y seguramente veremos la anunciada Toy Story 4; y seguramente también, será una gran película. Pero el final de la tercera parte ya anuncia que la historia ha sido heredada a las generaciones que vienen. Por eso, cuando hablamos de legado en las películas animadas contemporáneas, la primera que se nos viene a la mente es Toy Story. Por eso, si no las han visto, o bien cualquiera de las películas de este ranking, esto busca ser una invitación a que se unan a este universo de historias para chicos, pero también para grandes.
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