«Mochileros”, el programa de viajes y conversación con famosos, realizado por la productora de Eduardo Cabezas y conducido por Pamela Díaz, duró apenas tres semanas en las pantallas de TVN, y fue rápidamente reemplazado por “Hasta que te conocí”, la serie biográfica sobre Juan Gabriel.
Además de los discretos resultados de rating, el fin del programa se vio acelerado por declaraciones de la conductora que causaron escozor en el interior del canal estatal. La «Fiera” le lanzó fuertes zarpazos a la estación pública por no apoyarla lo suficiente, por no sentirse valorada, por no coincidir con su línea editorial, por tener una “pantalla fría”, por encontrar que la edición realizada por TVN era rara, inentendible y dejaba al espacio con un ritmo lento.
No es la primera vez que la “Fiera” tiene problemas de este tipo. Cabe recordar el memorable “video casero” del 2007 en el que ella, junto a Julián Elfenbein, Francisca García Huidobro y Jordi Castell insultaban gratuitamente y con lenguaje soez a Carola Julio, lo que le costó el ostracismo por años en Chilevisión.
Este nuevo incidente nos lleva a preguntarnos si el «rostro» tiene derecho a decir lo que quiera, o debe respetar y cuidar la imagen del lugar donde trabaja. Para muchos no es leal ni decente hablar mal de tu empleador, menos de forma pública, siguiendo el viejo cliché de “no morder la mano que te da de comer”. Si hay cosas que no te gustan o te molestan, la lealtad te obliga a manifestarlas en la interna de la institución, y aún en ese caso hacerlo con los debidos cuidados, pues existen los jefes autoritarios y soberbios que no aceptan críticas y que son capaces de despedir o hacerles la vida imposibles a los empleados que osen hacerlo. Hay que tener las agallas que tuvo Macarena Pizarro en el 2016, en plena crisis de Chilevisión, cuando criticó en forma asertiva, respetuosa, pero franca y sin pelos en la lengua, a los ejecutivos del canal por la mala calidad de la programación. Este hecho, que trascendió a través de un audio filtrado en redes sociales, hizo que la periodista se ganara la admiración de muchos. A la fecha, la comunicadora sigue firme en su puesto.
Han existido muchos casos en la historia de la TV chilena de rostros que han hecho declaraciones que han molestado a ejecutivos de su canal y que les han costado el puesto. El primero fue el de Raquel Argandoña en 1989. Por entonces, la conductora de «Martes 13» junto a Javier Miranda, fue echada de Canal 13 porque en una entrevista a la Revista Cosas declaró que sería madre “con o sin libreta”, es decir “estando o no casada”, lo que provocó urticaria en los ultra-conservadores ejecutivos del entonces “canal católico”.
Otro caso es el de Marcelo Comparini, que a mediados de los 90 fue sacado de la conducción del “Extra Jóvenes” de RTU (actual Chilevisión) por sus declaraciones a un diario en las cuales manifestó su desconfianza de los ejecutivos venezolanos que eran entonces dueños del canal.
El actor Cristián García-Huidobro lo vivió en La Red a mediados de los 90. El año siguiente al final del “Desjueves”, apareció como conductor de un programa estelar estilo cabaret. En una entrevista dio a entender que el programa no lo tenía conforme, pero que tenía que hacerlo por contrato, lo que suscitó su salida y reemplazo por el humorista Paulo Iglesias.
El comediante Arturo Ruiz-Tagle era parte de “Los Limpiavidrios”, una rutina exitosa con el actor Rodrigo Muñoz en “Morandé con Compañía”. Sin embargo, en el 2004, en medio de una rutina se le ocurrió hacer una promoción de una protesta anti-sistema que provocó la ira de Kike Morandé y su posterior salida del programa.
La actual diputada Marisela Santibáñez, que fue la representante de Colo-Colo del “Show de Goles” del CDF (ahora TNT Sports), fue echada por emitir declaraciones en las que se manifestaba partidaria de transmitir por TV abierta los partidos del campeonato nacional, lo que obviamente iba en contra de los intereses del Canal del Fútbol.
Finalmente, podemos citar el historiado incidente de Catalina Pulido en la nieve que significó su salida de “Intrusos” en La Red, y que arrastró a la actual concejala y Primera Dama de “La Voz de los que Sobran” Alejandra Valle, quien por defenderla se despachó declaraciones criticando a Carabineros.
En la TV ni en ningún trabajo resulta fácil criticar a los jefes ni manifestar posiciones discrepantes a ellos, aunque sea en términos respetuosos y con argumentos sólidos. La necesidad de “cuidar la pega” y el terror a ganarse el cartel de “conflictivo” y ser eventual sujeto de desquites por parte de los jefes obligan muchas veces a los empleados a aceptar cosas que, en otras circunstancias no lo harían.
También está el tema de tener posiciones ideológicas diferentes a la de los jefes o la empresa. El ideal sería que los contratos fueran por fuerza de trabajo y no por ideales, que lo que importara es la calidad del trabajo en vez del pensamiento del trabajador. No es raro ver a gente trabajando para empresas cuyos dueños o jefes tienen posturas contrapuestas a la de ellos, como Pamela Jiles en Chilevisión cuando el dueño era Sebastián Piñera, y a Checho Hirane haciendo “Café Cargado” en La Red. Por otra parte, hay otros a los que les cuesta soportar la discrepancia ideológica más allá de su capacidad laboral, y es así como Mega, en los momentos posteriores al Estallido Social, se deshizo de periodistas más “progre” como Felipe Bianchi y Rodrigo Herrera. En fin, el tema da para largo.