Hace algunos días el actor de teleseries mexicano Eduardo Yáñez hizo noticia por la épica y certera cachetada que le recetó al reportero de farándula de Univisión Paco Fuentes cuando este último tuvo la ocurrencia de preguntarle por una pelea personal con su hijo de mismo nombre durante una “Alfombra Roja”.
El hecho generó sentimientos encontrados. Mientras los colegas de Fuentes condenaron al unísono la actitud del actor, que a todo esto es dueño de un prontuario marcado por actitudes agresivas y mal carácter, que motivaron que su propio hijo Eduardo Yañez García lo atacó violentamente a través de su twitter @EduardoYanezJr: «Es gracioso cómo en las telenovelas mi padre hace siempre de héroe, pero en la vida real es completamente lo opuesto. Un drogadicto, racista y abusa de las mujeres». Por otro lado, algunos de sus colegas, como el comediante Eugenio Derbez, le prestaron ropa a su colega ante la actitud excesivamente incisiva del reportero.
En todo caso, el actor ya ofreció disculpas a través de su twitter @LaloYanezLue: “Quiero pedir una sincera disculpa al público y a la persona afectada por mi acción. No fue la correcta. Mi vida personal no está a la venta”
Coincidentemente, hace pocos días el actor chileno Felipe Braun desahogó su odio al periodismo de farándula en una entrevista con Humberto Sichel en el programa “100 Súbela” de “Súbela Radio”, en donde ante la pregunta «Si dependiera de ti, ¿erradicarías la farándula de Chile?», respondió con brutal sinceridad «Los metería presos. Metería presos a cada uno de esos desgraciados. Los odio profundamente».
El mismo hace algunos años le quitó el micrófono a una reportera de “Primer Plano” que lo acosaba con preguntas sobre su ex exposa Mané Swett.
La violencia nunca está justificada, pero hay ocasiones como esta en que la tentación de entenderla es muy grande. En el fondo de su alma, muchos rostros se sintieron más que representados por lo que hizo Yañez. Es que hay reporteros de farándula que, ya sea por ambición personal o por estar obligados por sus jefes, actúan como verdaderos buitres sin alma, sin ética, sin cerebro y con menos empatía que Adolfo Hitler después de una noche desenfrenada de alcohol y drogas. Te preguntan cosas del ámbito estrictamente personal que te duelen, que saben que tú no quieres contestar, y que estás en tu pleno derecho a no contestar. Y si no les respondes como quieren, empiezan a manipular y a alegar por la “libertad de expresión” como si estuvieran investigando el caso “Watergate” o los crímenes de la DINA. Hay un universo de diferencia entre meterse en la vida privada de los famosos e investigar los crímenes de los poderosos, y hay otro universo igualmente grande de diferencia entre la cachetada que recibió Paco Fuentes y ser asesinado por ejercer la libertad de expresión como José Carrasco Tapia.
Hasta antes de la cachetada, la respuesta de Eduardo Yáñez al buitre sin alma que lo estaba acosando había sido correcta y hasta asertiva. Cuando el reportero salió con la monserga de que los reporteros eran un “vínculo entre ellos y el público”, Yáñez lo mató con una respuesta más certera que la cachetada posterior: “Tú no eres el vínculo de nada, brother”. Parafraseando a la Premio Nacional de Periodismo María Olivia Monckeberg, el llamado “periodismo de farándula” no es periodismo, sino que un vulgar negocio basado en la sistematización, industrialización y amplificación mediática de la vieja copuchenta del barrio. Gran parte de sus colegas piensa eso en el fondo de su alma pero no lo dice públicamente, pues ello entre otras cosas los expone a duras represalias como le sucedió a Amaro Gómez-Pablos cuando se separó de Amaya Forch. Convivir con el periodismo de farándula es como convivir con la mafia: pueden serte de utilidad cuando los intereses coinciden, pero cuando caigas en desgracia van a aprovecharse de ella al máximo….como los buitres de un cadáver.