El 10 de marzo de 1997 comenzó por las pantallas de Mega -en ese tiempo Megavisión- la primera producción de su área dramática, «Rossabella», siendo además la primera vez que el reconocido Herval Abreu («Machos», «Soltera Otra Vez») fue director general de una teleserie.
«Fue la primera teleserie que estuvo completamente a mi cargo. Antes había sido director de segunda, de tercera unidad y asistente de dirección, y entonces nos fuimos a Mega con la intención de crear un área dramática y de armar un cuento nuevo», nos cuenta Abreu. «En ese tiempo se llamó AD producciones, una sucursal dentro de Mega, donde se habilitó un área del canal que era el centro de esta productora, se habilitaron algunos estudios… era todo bien modesto, la verdad, y estaba la sensación de estar construyendo algo, a todo nivel, con actores, productores, un equipo de distintos canales, todos con un mismo empeño: queríamos que resultara y no importaba de qué manera».
Destacó también el compromiso de quienes llegaron junto a él a comenzar este desafío: «Estaba todo el mundo dispuesto, incluso, a traer muebles de nuestras casas para ambientar los sets. Cuando estábamos montando, los actores llegaban y decían ‘yo en mi casa tengo una silla que se vería súper bonita en mi set’ y la dejaban ahí, los siete meses que duraban las grabaciones, mientras que otros eran capaces de traer un pantalón de su casa y lo donaba para su personaje, y hacíamos la teleserie de esa manera. Fue un trabajo hecho muy a pulso y con una sensación casi eufórica de éxito, fue muy importante y muy extraño lo que pasó allá adentro».
¿Qué recuerdos tienes de esa etapa en tu vida?
En términos personales, te puedo decir que probablemente fue una de las etapas más felices de mi vida profesional, por la alegría con la que construimos esa telenovela, que originalmente se llamaba «Cuatro rosas y una espina», escrita por Alfredo Rates y Pamela Soriano, que además escribieron las tres teleseries que salieron al aire completas en ese tiempo… Hicimos un muy lindo trabajo… Eran épocas diferentes, épocas en que las teleseries tenían elencos grandes, yo creo que «Rossabella» tenía entre cuarenta y cuarenta y cinco personajes por lo menos… Tuvimos la oportunidad de grabar en el Festival de Viña, porque el sueño de la protagonista era que quería ser cantante, quería cantar en Viña y me acuerdo que llegamos a grabar allá con mucha dificultad, nos habían prometido poder grabar con mucha facilidad arriba del escenario y cuando llegamos nos dijeron que teníamos cuarenta y cinco minutos y nosotros teníamos que grabar once escenas… Y no me preguntes cómo, pero lo hicimos, grabamos las once escenas en esos cuarenta y cinco minutos, con ensayo, con musical incluido, ¡fue de locos!…
¿Cómo fue el día en que salió la teleserie al aire?
Fue fantástico. De hecho hay videos en internet que pueden revisar, donde se muestra el momento del estreno, donde estábamos viendo las primeras imágenes y ahí se ve el nivel de euforia en el equipo de producción, de los actores, como saltan, gritan, se ve en los reportajes de los noticiarios del canal… Yo lo miro hoy día y de verdad, era demasiado, como si hubiéramos batido un récord mundial… pero eso tenía que ver con el nivel de compromiso, estábamos todos un poco locos ahí… éramos un grupo de personajes que llegamos ese lugar y nos involucramos tanto, que no nos dimos cuenta que estábamos trabajando hasta las tres o cuatro de la mañana sin quejarnos nunca, y quedándonos sin que nadie nos lo pidiera sentíamos que estar allá… Yo tengo recuerdo de haber pasado el día completo grabando, la noche editando, darme una ducha y haberme de vuelto al canal a volver a grabar… fueron varios días así y había que seguir con las pilas puestas, con mucha energía, harta más juventud también, y no lo digo sólo por mí, te puedo hablar de todo el equipo de producción completo… Estábamos poseídos… Fue muy extraño lo que vivimos en esa teleserie, desde Ricardo Miranda, viejo prócer de la televisión en esa época, que se fue de Canal 13 a Mega, fue el que me llevó a mí, pasando por todos, hasta los cabros más jóvenes que estaban empezando sus carreras… El nivel de locura máximo, le habíamos ganado a canal 13 en el primer día de emisión…
Y la historia de «Rosabella»…
Una belleza. Hoy día la miro y la encuentro muy ingenua, pienso en la historia y es muy ingenua… protegimos la historia del ciego que hacía Rodrigo Bastidas y de Berta Lasala, que hacía de Liliana Espina, y no los dejamos besarse hasta el último capítulo, peleamos por eso, que se amaran, se adoraran, se desearan, se desvivieran el uno por el otro, pero que no concretaran nunca, un poco emulando las teleseries más antiguas, porque en ese entonces se estaba pecando de ser demasiado rápidas, de estar demasiado basadas en el humor y nosotros quisimos hacer una propuesta más romántica… Me acuerdo también de la música, en esa época se estaba apostado por música más rítmica para todas las presentaciones, y yo me acuerdo que tenía un tema en la cabeza de Ivan Lins, un músico brasilero, se la mostré al productor musical que estaba trabajando con nosotros, y me dijo ‘tengo una música que es del mismo estilo y que funcionaría’… La sacó, me puso el disco, un tema de La Sociedad, Esas Mujeres, que de de verdad era muy parecido a lo que yo tenía en mente…
¿Alguna anécdota que nos puedas contar?
Como dato curioso. te puedo contar que hubo dos presentaciones de la teleserie… Como todo giraba en una tienda de lencería, se me ocurrió ir a grabar a la Viña Santa Rita, que era del dueño de Mega, Ricardo Claro, y grabamos imágenes de muchas mujeres paseándose por los pasillos de la viña en ropa interior, muy oníricas, muy bellas… pero cuando la gerencia del canal vio la presentación, se horrorizó y me dijeron que nos habíamos vuelto locos, que cómo se nos ocurría poner esas mujeres así, por ningún motivo… Tuve que grabar una presentación distinta, de estudio, con unos ventiladores, con las actrices que se giraban y miraban a cámara… aproveché algunas imágenes del video original, pero lo que se mostró fue lo otro… En el último capítulo, cuando ya la gente se había relajado y nos conocían más, pude mostrar la otra presentación, nos dimos el gusto…
Herval Abreu: 20 años dirigiendo teleseries
Con respecto a su carrera de director, Herval nos dice: «Fíjate que uno nunca sabe cuando termina la vida o cuánto te puede sorprender la vida en general. Cuando hice ‘Rossabella’ pensé que era imposible que pudiera ser más feliz que en ese momento, para mí era el momento más importante de mi carrera. Me acuerdo de haberme ido de Mega con la sensación de que nunca sería más feliz que en ese momento, había pasado por una etapa tan linda, tan pura, tan especial, que nunca lo iba a lograr de nuevo… y lo digo con pena, porque fue demasiado importante… pero después vino ‘Más Que Amigos’ y volví a ser tremendamente feliz, en esa casa, en ese lugar, con esos amigos… y después llegó ‘Soltera Otra Vez’ y fui igual de feliz… Uno no termina nunca de vivir, de aprender… El Herval de esa época era un cabro muy entusiasta que tenía bajo la piel todo lo que había aprendido del trabajo de los grandes, porque yo era un director de segunda unidad que por primera vez era director general, y mi experiencia era que lo yo había visto de mi padre, me había sentado con él muchas horas, y por primera vez lo podía aplicar, me estaba descubriendo a mí mismo como director».
«Ésa es la gran diferencia que existe entre el director de ‘Rosabella’ al que soy ahora… Hoy soy un director que se está redescubriendo, que estuvo mucho tiempo en un mismo lugar hasta que ‘Soltera Otra Vez’ me hizo ver que puedo cambiar, replantearme… y que ‘Preciosas’ me volvió a plantear un desafío, me hizo ver que había cosas que no sabía hacer, que tenía que hacerlo desde otro lado, investigar, aprender de gente y de mundos que no conozco… Cuando recién empecé estaba trabajando mucho más con la intuición, estaba preocupado de no cometer errores que había visto en otros trabajos, que yo había detectado antes… Cuando recién empecé estaba con la ilusión de ser el mejor, con la ilusión de que mi padre se sintiera orgulloso de lo que estaba haciendo… Creo que fue una época de descubrirme a mí mismo y darme cuenta que no todo era tan fácil como yo lo veía desde mi ilusión de estudiante», finaliza.
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