Dentro del discreto panorama que impera en la TV abierta chilena, “Talento Chileno” es sin dudas un oasis. La segunda temporada del programa de Chilevisión nos ha permitido apreciar la gran cantidad de talento y calidad que hay en nuestra gente, al punto que uno se pregunta por qué la TV chilena está llena de gente mediocre, sin talento y que sólo busca la fama en base a escandalillos de poca monta.
Los programas de talento con este no son ninguna novedad. Son tan viejos como la misma televisión. En particular, “Talento Chileno” es una versión más producida y con mayor presupuesto del viejo y recordado “¿Cuánto vale el show?”. Al igual que «Yo Soy» y «Mi Nombre es», es una franquicia, es decir, un programa que viene diseñado desde afuera y con un libro de instrucciones al que hay que apegarse al pie de la letra. La versión inglesa “Britain Got Talent” descubrió a los cantantes líricos Paul Potts y Susan Boyle, que pasaron de ser perfectos desconocidos a celebridades de nivel mundial. Esta idea de los programas franquiciados ha sido en general indiscutiblemente efectiva en términos de audiencia y costos, pero ha desincentivado la creación de producción propia, lo que ha incidido en la falta de creatividad y riesgo en la TV abierta ¿para qué crear y arriesgarse con ideas nuevas si existen estos programas ultra probados y con las instrucciones dadas?
Lo primero que se destaca en este programa es el culto y apología a la meritocracia. Cual más, cuál menos, todos los que llegaron a las galas tenían notables talentos que mostrar, e incluso algunos (como la espectacular pareja de bailarines de salsa) estaban muy por encima de los “profesionales”. No se admitió a ningún “chanta” que viniera en búsqueda de fama sin tener nada que mostrar en lo artístico. Los que intentaron entrar con esas intenciones en los castings (como el “Lady Gago” y “Marco Amor”, un pelmazo de tomo y lomo que tuvo la mala idea de pelar a los profesores de la Academia de Rodrigo Díaz frente al mismo Rodrigo Díaz) fueron excluidos sin asco de la competencia.
En las galas los participantes en general se la han jugado con todo, han hecho un notable esfuerzo, se han esmerado en mostrar espectáculos de características profesionales y han demostrado que, con una buena asesoría y dedicación, podrían llegar a tener una carrera artística interesante. Ya el año pasado el programa rindió sus frutos. Dos de sus participantes, Camila Silva y el “Gitano”, ahora despuntan como artistas de grandes proyecciones. Camila, la ganadora del año pasado, tuvo una gran aparición en el tributo a Sandro en el pasado Festival de Viña, y el “Gitano” ya sacó disco de oro por su primer trabajo.
De Rafael Araneda, no hay mucho más que decir. Asumió sin ningún problema el puesto dejado por Julián Elfenbein, y ha hecho gala de su oficio de gran conductor de espectáculos masivos. Además, ha mostrado una notable empatía con los participantes. Los jurados, por su parte, han cumplido su cometido de manera acertada. Han demostrado criterio y, más allá de que uno pueda estar de acuerdo o no con sus decisiones, han sabido fundamentarlas de manera razonable. En este jurado no hay ninguna Marcela Osorio que aplauda hasta las buenas intenciones, ni ningún Italo Passalacqua que haga pedazos sin misericordia a los artistas. Rodrigo Díaz es una autoridad indiscutible en lo referente al baile, Antonio Vodanovic tiene la sapiencia adquirida tras décadas presentando a grandes artistas, y Francisca García Huidobro (que además de bella, ha mostrado su lado encantador y agradable, lejos del personaje de “bruja torva” que encarna en los programas de farándula) hace gala de su formación como actriz. Sin embargo, surgen algunas preguntas: ¿Están en condiciones de evaluar rubros tan especializados como el canto lírico? ¿Resulta presentable que Vodanovic, cuya torpeza en la danza es tan legendaria como su carrera de animador, esté evaluando bailarines? ¿Resulta conveniente que Rodrigo Díaz evalúe a participantes que fueron alumnos de su academia de baile, lo que constituye un evidente conflicto de intereses? ¿Resulta conveniente hacer competir a cantantes populares, baladistas, cantantes líricos, payasos, humoristas, bailarines de diversos estilos y números de variedades, todos géneros completamente diferentes?
Hoy lunes 29 de Agosto es el repechaje en el cual algunos de los participantes eliminados de las galas tendrán una nueva opción de llegar a la gran gala final del lunes 5 de septiembre, la que se vislumbra “de miedo”, pues los clasificados son todos de grandísimo nivel.